CAPITULO 1

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  Sueños Ardientes.

Narrador omnisciente.

Se dice que los sueños son los deseos y anhelos reprimidos de las personas.

Son esas pequeñas ideas que, inconscientemente se manifiestan en nuestra cabeza.

Esas pequeñas ideas que aunque descabelladas, se hacen realidad aunque sea en un fugaz suspiro.

Los abrazas de tal manera que provocan en ti distintas sensaciones y degustaciones.

Isaac Meyer.

Siento que mi cuerpo vibra, los músculos de los brazos y las piernas me pesan al estar demasiado rígidos.

Y al parecer no es lo único que está rígido.

Mi entrepierna duele debido a que mi cuerpo está bombeando mucha sangre a esa zona.

Me veo a mi mismo posado encima de una cama, mi cuerpo empapado en sudor hace que mi cabello se pegue a mi frente.

Al estar bañado en mi propia transpiración, provoca que me sienta pegajoso, mi cuerpo solo se ve cubierto por un pantalón de látex color blanco, mientras que la habitación se ve cubierta por la oscuridad.

La oscuridad hace que el ambiente se sienta tenso y en expectativa. El vello de mi cuerpo se eriza, me concentro en mi entorno y logro percibir el peculiar sonido de los tacones contra el suelo.

A través de la penumbra se hace presente una mujer con un vestuario algo llamativo.

Básicamente, ella solo viste con un body de látex color negro.

Sus pasos son firmes y seguros, su sola presencia emana poder.

Tiene un látigo en su mano derecha, lo empuña con determinación. No me habla, solo me mira.

Ella nota el deseo en mis ojos, ese deseo que en estos momentos quema todo mi cuerpo, y con toda confianza y cinismo se sube encima de mi a horcajadas.

Ella aprovecha la posición en la que estamos para comenzar a mecerse con movimientos circulares y de adelante hacia atrás.

Esto hace que suelte pequeños jadeos y que quiera tomarla de las caderas para aumentar el ritmo, pero no me lo permite.

Toma mis ambas muñecas y me retiene.

Ella escoge la velocidad y la fuerza con la que hace sus movimientos.

Veo como ella además de darme placer me está utilizando para complacerse.

Y eso por alguna extraña razón me parece extremadamente excitante.

La mujer empieza a acercar su rostro al mío, saborea la piel de sus labios con la punta de su lengua. Yo al igual de dispuesto que ella me acerco y...

Y es entonces cuando la insistente alarma me despierta de el sueño.

La cabeza me da vueltas y tengo la boca seca, también me siento demasiado cansado.

Dios mío, definitivamente ya no puedo con esto.

Estos sueños cada vez se están volviendo más recurrentes, y eso me comienza a alterar.

Y el hecho de ser un sacerdote de iglesia... no ayuda mucho.

Teniendo en cuenta que la mayor parte de mi vida y de mi tiempo se ha regido en base a la biblia y además de que la lujuria forma parte de los siete pecados capitales... en definitiva me voy a ir al infierno.

Eso me causa pánico, ¿realmente está mal que tenga este tipo de pensamientos y sensaciones?, ¿está mal que me guíe por los deseos de la carne?.

Para la guía de la biblia sería un rotundo SI.

La lujuria es un pecado que se menciona en el sexto mandamiento de Dios, que cita textualmente las palabras "no cometerás actos impuros".

Y digamos que esa frase abarca una gran cantidad tanto de acciones como de pensamientos.

Desde que nací conviví con una familia extremadamente creyente, me impusieron la religión desde muy pequeño.

De mi niñez no tengo recuerdos solamente lagunas mentales, así que es más probable que te diga el "credo" sin equivocarme, a contarte el porque tengo una pequeña cicatriz casi imperceptible en mi tobillo derecho.

Lo que tengo mas presente en mi mente es mi adolescencia.

Pero no hay que confundirse, que no la recuerdo por que fuera una etapa grandiosa llena de buenos momentos en realidad para mi fue en exceso repulsiva.

Llena de dudas, llenas de inestabilidad emocional, traumas y poco más.

Me asfixiaban tanto con la religión y constantemente se me acosaba con este tema de que tenía que ser un fiel devoto hasta que lograron que me convirtiera en sacerdote.

Afortunadamente logre obtener un cupo en una iglesia cercana a mi casa.

Diariamente me levanto como Dios me trajo al mundo, llorando y en contra de mi voluntad. Me levanto aproximadamente a eso de las 5 am para lograr llegar a la iglesia y preparar todo para el antes de la misa de las 7 am.

Me adentro al cuarto de baño a darme una ducha rápida.

Me arreglo un poco la barba, me lavo los dientes y me pongo una camisa blanca y unos pantalones algo flojos de color negro.

Salgo de mi casa con el tiempo justo para que incluso me pueda dar una vuelta para visitar a mi único amigo en el mundo.

Así que aprovecharé para pasar a la casa de Christian.

Así que aprovecharé para pasar a la casa de Christian

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TIÉNTAME A PECAR (+21) (LIBRO 1) (SEGUNDA EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora