CAPITULO 20

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Buenas noches.

Aurora Smith.

9:00 pm

La hora de dormir ha llegado, tengo puesta una pijama de seda cómoda, mis compañeras de cabaña son un par de monjas que preparan sus camas.

Afortunadamente cada una tiene una cama y no nos ha tocado dormir todas juntas.

Evidentemente al ser un retiro religioso hombres y mujeres estamos en cabañas separadas.

Y no importa cuantas cruces y cuadros religiosos estén a mi alrededor yo solo he pensado en una cosa.

En una sola cosa.

Devorar a Isaac Meyer de pies a cabeza. Quitando el hecho de que me ofrecí a hacer esto para ayudarlo, también aprovecho el hecho de pasar mas tiempo con el.

Al diablo la ética.

Me siento en mi cama tratando de seguir en la conversación con mis compañeras y no disociar mandándolas al carajo en el intento.

Afortunadamente la conversación termina rápido y las tres la finalizamos con un buenas noches y ellas agregan un "que Dios las bendiga e iluminen".

Me acuesto y me tapo con una frazada mirando la luz de la luna que se cuela a través de la ventana. Es hermoso por que hay luna llena y se puede ver en todo su esplendor.

Cierro los ojos tratando de dormir, suspiro y hago técnicas de respiración para poder conciliar el sueño.

Y entonces...

Un pensamiento insistente y pecaminoso cruza por mi mente nublando mi paz.

Yo abierta de piernas a merced de Isaac mientras el me penetra sin piedad alguna.

Trato de distraer ese pensamiento y dejarlo pasar, así que me doy la vuelta por que siempre duermo de lado.

Y nuevamente otro pensamiento cachondo.

Y otro...

Cierro mis piernas mas fuerte de lo normal y eso hace que un pequeño y minúsculo nervio sensible en mi parte intima se active.

Dios, dame fuerza.

No me voy a masturbar al lado de estas monjitas.

¿O si?, que digo por Dios claro que no.

Me destapo rápidamente, tengo que ir al baño con urgencia.

La cabaña al ser de madera hacen que mis pasos sean poco sigilosos y alertan a mis compañeras.

—¿Le sucede algo señorita Smith?.—pregunta una de ellas con voz somnolienta.

—No.—me apresuro a decir.—solamente quería ir al baño.

—Oh, los baños están fuera de las cabañas. ¿Gustas que te acompañe?, al ser bosque puede haber cualquier animal allá afuera.

—No, no. Tranquila voy rápido.

—Okey está bien, cualquier cosa aquí estaré.

Lentamente salgo de la cabaña para tratar de hacer el menor ruido posible y me apresuro a los baños con algo de miedo.

No me vaya a salir un lobo o un oso en el peor de los casos.

El frío quema mis huesos y me abrazo a mi misma en un intento de parar el temblor.

Los baños se ven a lo lejos pero veo a una sombra saliendo del baño de hombres.

TIÉNTAME A PECAR (+21) (LIBRO 1) (SEGUNDA EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora