CAPITULO 21

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Límites

Isaac Meyer.

Oscuridad, una densa y temible oscuridad.
Un cuerpo pequeño y vulnerable.

Isaac...

¿Si?.

Isaac...

¿Si?.

Ven pequeño, acompáñame.—dice alguien con una voz rasposa.—¿serás un niño bueno verdad?.

Miedo, asco. Repulsión es lo que siento.

En mi estómago empiezo a sentir unas nauseas terribles.

No... no otra vez por favor.

Ven...

No.

Ven...

NO.

Me despierto desorientado, nuevamente una horrible pesadilla.

Siento mi corazón latir con fuerza dentro de mi pecho.

¿Qué mierda me esta pasando?.

Primero sueños en extremo explícitos ¿y ahora esto?.

¿Cuánto mas Dios?.

Miro el pequeño y viejo reloj que hay sobre la mesita de noche al lado de la cama.

6:00 am.

Bien, hora de levantarse. Me destapo y acomodo mis sabanas con las que me cobije la noche anterior.

Tiendo mi cama y salgo en dirección a la capilla, ahí nos dedicamos a dar la misa de la mañana y con el rabillo del ojo veo a la señorita Smith.

Ella esta con la cabeza gacha y sus hermosos ojos verdes están cerrados.

Podría jurar que escucho coros celestiales alrededor de ella. Trato de concentrarme pero su belleza inunda mi pensamiento y empapa mi carne.

Al final la misa se acaba y terminamos pasando al comedor.

Desayunamos con alegría y pasamos a hacer las demás actividades.

Que van desde rezar después de comer hasta que llegamos a mi parte menos favorita y en lo personal la que hasta la fecha después de tiempo me sigue produciendo un profundó aburrimiento.

7:00 pm.

Esta oscuro, solo se ven las llamas de las fogatas a lo lejos.

Vamos caminando en fila de hombres y mujeres, la fila de las mujeres esta liderada por la señorita Smith y la de hombres por mi.

El olor a leño quemado inunda mis fosas nasales y si no fuera por que hay control de guardabosques sobre esta fogata me preocuparía por un incendio forestal.

—Bienvenidos, siéntense.—dice la madre superiora.

Hay un montón de sillas plásticas alrededor de la fogata y cada uno de nosotros nos acomodamos como mejor nos sentimos. Así que yo me siento al lado de Aurora Smith.

"Si pudiera me la sentaría encima, je."

—Buenas noches chicos y chicas.—saluda la madre superiora.—empezaremos con la parte favorita o... la parte menos favorita dependiendo de que lado lo veas. Lo único que si es concreto es que es necesaria para poder vivir la vida que le gustaría a nuestro señor.

Me pregunto, ¿será consciente Dios de las barbaridades que dicen en su nombre?.

—Bueno, aquí la hermana trae lapiceros y unas cuantas hojas de máquina en las cuales ustedes anotaran su grandes pecados, todos aquellos pecados que los avergüencen los pondrán en la hoja. Mediten un poco de todo de lo que se quieren deshacer.

TIÉNTAME A PECAR (+21) (LIBRO 1) (SEGUNDA EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora