La petite mort.

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Llevaba un año de abstinencia, me enfoqué en bajar de peso.
Y así lo hice, no hablaba con ninguna chica, tenía una meta. No tendré sexo hasta que sea delgado.
El catorce de febrero de ese año, salí con mis amigos del barrio.
Una amiga se andaba alojando en mi casa ya vivía conmigo un mes, llamó a su mejor amiga.
Nos encontramos en el parque de mi casa, era petisa con buenas piernas y buen culo.
Empieza a charlar con nosotros y saca de su bolsillo un blunt, todo fumamos de él, ya estaba haciendo efecto. Me mandaron a comprar estaba tan drogado que confundí la tienda y tocaba una casa donde no era.
Escuche risas de fondo y yo me reí con ellos, compré una botella de agua para todos.
Notaba que su amiga me miraba, yo estaba nervioso, hace mucho no tenía contacto con una chica.
Contamos anécdotas, el tiempo se fue y ella se retiró. Se paró y pude ver su trasero, estaba sucio y se limpió, ella volteó, me miró y sonrió.
Ese día le hablé y seguía en contacto con ella, me dijo que quería que vaya a su casa, fui a su casa y al instante hubo química, nos besamos y tocamos. No podíamos hacer más estaba mi otra amiga.
Al día siguiente fui solo y ella tenía casa sola. Me beso y le seguí el juego, me empezó a tocar con sus suaves manos.
Yo también hice lo mismo cuando iba a bajar para sacar mi pene, le confesé nerviosamente que solo había tenido sexo con una persona y no lo hacía hace un año.
Ella me beso.
¿En serio solo has tenido sexo con una persona? Que lindo -dijo ella-.
Sí... No sé muchas poses, no sé si te guste como lo haga, jamás lo había hecho por la vagina. -dije-.
¿Qué? Tranquilo yo te enseñó, siempre he querido quitarle la virginidad a alguien. (Sus mejillas se enrojecieron) y soltó una risita.
Bueno... Medio virgen -dije-.
Me bajo el pantalón y me lo empezó a chupar, había olvidado lo bien que se sentía, ella dijo que la tenía de buen tamaño y era muy bonito.
Se subió encima, la miré a los ojos y me dijo que le agarra el culo, yo tenía temor.
Se movía y movía, me vine rápido. Nunca, nadie había hecho esos movimientos conmigo.
Paramos y me dio besos, la tenía en mi pecho y pensé que ese sería el inicio de algo bonito.
Le agarré el trasero y le di una fuerte nalgada, suelta un gemido y eso hizo que me mi pene se erecte. Ya tenía más confianza en mí y la puse en cuatro, gemía mucho la muy perra, mientras veía su lindo tatuaje el cual decía "la petite mort" ( la pequeña muerte, el mayor clímax sexual de una mujer)
Seguí así por un buen rato, su culo pálido me excitaba demasiado, volteaba y veía su gran excitación.
La muy desgraciada cambio de pose, se puso encima, pero esta vez se volteó, su cara miraba a mis pies, la cabalgué fuerte.
Veía en primera fila su enorme trasero pálido, moverse de forma ascendente y circular en mi pene.
Ese bendito tatuaje hacía que me desconozca, despertaba en mí un gran deseo sexual.

Relatos de un joven indecente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora