Relatos de un joven indecente.

Mi dulce niña.

Después de tantas experiencias locas y bajones mentales, encontré a una mujer tan dulce como una niña, tan inocente, llena de pureza, sin maldad en su corazón para ella no hay espacio para el mal, siempre busca ayudar con lo que puede y eso me encanta.
A veces regresa a ser la niña de siempre cuando llora, amo ser el primer hombre en su vida, sus primeras experiencias fueron a mi lado.
Trato de enseñarle cada día que las personas son pasajeras y que los sentimientos a veces se esfuman y nadie tiene la culpa de nada, solo sucede. Adoro pasar tiempo con ella congeniamos tan bien, somos un par de idiotas y eso me enloquece.
Te pido perdón por todo el daño que te hice, sabes que lo único que quiero es verte sonreír. No soy creyente ni nada por el estilo.
Te veo y no hay dudas que eres una creación angelical desde aquel hoyuelo en tu rostro, tus rulos perfectos, tus dientes de conejito, tus exhuberantes caderas, el trasero que tiene esta chica no es de este mundo y lo mejor de todo es que puedo seguir disfrutando de tu presencia, no quiero que te vayas, me aterra saber que te irás si o sí.
Ay que será de mí sin ti, pero que será sin ti de mí. Siento que nuestra amistad y conexión va más allá de una buena química y ya, destinados astralmente, siento que te conozco tiempo, pero tan solo te conocí hace unos cuantos meses. Te amo.