Alex tintor.

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La conocí por Facebook, curiosamente era de mi colegio, las charlas por Facebook eran más seguidas, me comentó que estudiaba en la tarde, yo era de la mañana jamás la había visto.
Yo, un grado mayor y ella uno menor, teníamos la misma edad.
Yo pertenecía a la gran banda de los "Próceres" no me gustaba ir, pero me entretenía bastante, un mundo que jamás pude dominar "la música".
Andaba ensayando en pleno recreo de la tarde y una persona toca mi hombro, yo volteo a ver y veo a una chica linda, piernas anchas y de buen busto.
Me dice:
¿Tú eres Joaquín Cabezas? -dijo-.
Sí, soy yo ¿Por qué? -dije-.
¿Conoces a Álex tintor? -dijo-.
Sí... -dije-.
Acto seguido, vienen dos chicas, sus amigas.
Y la vienen jalando de la mano, me mira avergonzadamente, se agarraba la muñeca y el cabello, tenía el cabello suelto, polo blanco con el logo de la institución, short azul, lindas piernas, muy guapa.
Jugaba con su pulsera y me dice:
Hola... (Nerviosamente)
Iba a responder su saludo, pero, empezó a correr, en el momento me pareció muy lindo sobre todo tierno.
Sus amigas me dijeron que los nervios le ganaron y yo lo entendí, yo he estado en situaciones donde solo quería correr y ella lo hizo.
Termino mis ensayos, me dirigí al baño y cerca del baño quedaba su salón, casualmente nos encontramos. Entre al baño me lave las manos y la acompañe a que llegue su movilidad.
Era un callejón, casas lindas de repente aparece un gato negro.
Ella actúa de una manera muy tierna, como una niña y eso me fascinó desde un inicio, nos paramos para conversar y ella agarra mi arete. Agarro mi arete y dijo ¿puedo verlo?
Aproveche y le robe un beso, me sorprendió por qué sabía besar, sus besos sabían a desconcierto, inquietud, miedo, en mi mente pensé en por qué percibía esto.
Besos lentos, pero a la vez rápidos, me mordió y yo le seguí la mordida, labios húmedos, la tomé por la cintura y seguí besándola como si fuera la última mujer del mundo, me miró tiernamente y se rio.
Eso no me lo esperaba -dijo ella-.
La tomé por la mano y la acompañé.
Era un beso con el que sin duda desearías que fuera el último, antes de desfallecer.
Llegó su movilidad y se fue, esa noche no deje de pensar en ella.

Relatos de un joven indecente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora