Villa Salvaje.

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Fui a Villa el Salvador para ver a una chica, ya habíamos quedado para tener sexo. Baje de la moto y la veo, cabello castaño, pálida con un poco de granos, se vestía bien. La saludé de un beso en el cachete, me miró de arriba para bajo y dijo que era muy rosado. La acompañé hasta su casa, la esperé en la puerta, cuando entré pude verle el culo, el buzo le quedaba muy bien. Entre a su cuarto, lleno de fotos en blanco y negro, una cama grande con lindas sabanas. Su gran televisor con buena música, tenía un lugar donde podía maquillarse. Y su bendito baño, era un placer orinar en un baño tan bonito. Me beso y yo le seguí el juego, le toqué el culo, era grande y suave. Algo raro pasaba con mi amigo, internamente dije "vamos amigo no me falles esta vez" no se me paraba... Le dije que baje su pantalón para poder ver el material, ya sabes, no quiso. Espere un rato y solo pensaba en que esto no podía estar pasando. Hablaba con ella y me dijo que le parecía lindo, solo me faltaban brackets. La besé de nuevo y nada... Para este momento ya me había rendido, salimos. Sus amigos estaban afuera, un chico no tan alto algo feo, muy feo. Su amiga era delgada y linda figura, le eché el ojo al instante. Caminamos con rumbo a casa de su amiga, ahí encontramos a su otra amiga, salió un chico de rulos con el pantalón por abajo. El muy cabrón se la estaba tirando, fuimos hasta su casa para que se cambie y nos fuimos a beber a un callejón al costado de una estación de bomberos. Compramos un trago corto y empezamos, seguimos con las pastillas, la chica con la que quedé para tirar, me abrazó y beso. Todos propusieron dar un beso 5 y yo acepté, no me dio asco, solo risa. Ya era tarde y las dos chicas se fueron conmigo, estábamos en su cuarto solo los tres, mientras su amiga estaba en el baño, le baje el pantalón, la puse en cuatro, se lo metí con todo mi odio, seguía y seguía, sus nalgas rosadas se movían. Su amiga me miró y dijo ¿Me puedo unir? Como si de una película porno se tratase, la bese, mientras se lo seguí metiendo. Ahora le tocaba a la delgaducha, se veía bien en cuatro y se lo metía, cada vez más fuerte ella gemía y la otra la besaba para callarla.
Las puse en cuatro a las dos, agarre mis manos, coloqué mis manos en las vaginas de las dos.
¡Llegó el ginecólogo! Dije en mi mente
Su abuela podían oírlas, todo el mundo podía hacerlo, las zorras no se callaban les lamí las vaginas a ambas y me corrí en el abdomen de las dos.
Entre las dos empezaron a lamer mis huevos y pene.
Las nalgueaba y besaba sus tetas, una era canelita y la otra pálida, un rico y delicioso café con leche.
Sin duda seguía alucinando, tenía la mirada perdida, mi mente no estaba en el acto sexual, estaban por las nubes, no me lo creía.
Mientras que todo pasaba, pensé en que sin duda, tenía buen material para un relato erótico.
Las sábanas de la cama se cayeron, me levanté y subí mi pantalón. Así de rápido como empecé me fui.
Se me hizo tarde, ya estaba muy satisfecho.

Relatos de un joven indecente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora