I CAPÍTULO III: LA CONVOCATORIA

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El zumbido en mis odios me hacía perderme un rato; no sabía qué ocurría afuera, solo quería quedarme aquí un poco más

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El zumbido en mis odios me hacía perderme un rato; no sabía qué ocurría afuera, solo quería quedarme aquí un poco más. Sin resistencia dejé de moverme. Salían burbujas de mi boca y nariz mientras el oxígeno se agotaba y me susurraba a mí misma que podía resistir un par de minutos más. Así que mi cuerpo se relajó haciéndose liviano y mis ojos dejaron de apretarse. Ninguno de mis músculos respondía; no era nada por un segundo, tal vez empezaba a serlo todo, conectándome con el agua y siendo una con ella misma; olvidándome incluso de quien era. Solo era un espíritu libre, finalmente liberado, sin nadie a quien le importase. Sin nadie a quien responderle.

El instinto de sobrevivir me hizo despertar y nadar hasta la superficie tomando una gran bocanada de aire, intentando retirar mi pelo corto del rostro y secando el agua que me impedía abrir los ojos. Miré a mi alrededor buscando a Amber con la mirada, encontrándola en la orilla jugando con Bark'. Me sumergí en el agua hasta que tapó mis senos desnudos, y me acerqué cautelosamente a ella, escondiéndome cada vez más en sus corrientes, aprovechando el sonido que hacía al fluir.

Y estando a un metro, me sumergí por completo debajo el agua, adaptando mi visión, buscando sus piernas. Una vez cerca, la tomé y la halé al fondo con brusquedad y haciendola gritar. Salí del agua riendo forzadamente por la falta de oxígeno, mientras veía sus movimientos aleatorios debajo del agua, y cuando salió chapoteando.

Su melena corta roja adherida a su frente mientras ella tomaba varias bocanadas de aire y luchaba para quitarse el pelo de la cara.

—¡Estás loca! — gritaba enojada, lo que me daba más gracia —¡Estás loca! ¡Voy a matarte! — seguía chapoteando mientras jadeaba y yo me divertía con sus expresiones —¡Pude haberme ahogado!

—Nadas muy bien — le recordé disminuyendo mi risa.

—Igual pudo haber pasado — dice entonces más calmada empezando a reírse también.

Luego de un largo rato jugando en el agua, me puse de pie. El aire frío golpeaba mi desnudez, y Amber se quedó observandome cuando empecé a caminar hacia la orilla opuesta de nuestro camino, exprimiendo mi cabello.

—¿A dónde vas? —cuestionó aún sumergida hasta los pechos.

—Quiero mostrarte algo. Anda, vistete —. Amber obedeció y se puso la ropa con la cual había venido, pues la otra aún estaba mojada por haberla lavado.

Me siguió calmada, y caminaba en silencio detrás de mí, concentrada y pensativa; mientras yo intentaba recordar el camino que Bark' me había mostrado antes.

El cachorro sabiendo hacia dónde quería ir, se adelantó a mi paso para guiarnos.

—Gracias, amigo — le contesté y él siguió su camino.

Unos minutos más de caminata, llegamos al conjunto de arbustos que tapaba el paisaje que ansiaba mostrarle a Amber.

—¿Estás lista? — dije atreviendome al suspenso.

𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 & 𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫: 𝙻𝚊 𝙲𝚒𝚞𝚍𝚊𝚍 𝙷𝚞é𝚛𝚏𝚊𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora