I CAPÍTULO V: LA CIUDAD HUÉRFANA

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Me parecía gracioso como incluso un grupo de Protegidos uniformados, con toda su educación y privilegios, eran peor educados que nosostros moralmente

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Me parecía gracioso como incluso un grupo de Protegidos uniformados, con toda su educación y privilegios, eran peor educados que nosostros moralmente. Para mi conveniencia, no tienen confidencia con las órdenes más confidenciales, lo que me animaba a regresar y seguir anotando toda la información que pueda conseguir para que nuestra rebelión tome la ventaja y sea escuchada, no sólo por Los Poderosos, sino por sus Protegidos, y sacar a la luz la situación de nuestra ciudad.

Liderar y dirigir un grupo de jóvenes apenas inspirado era peligroso, sabía que no todos estarían totalmente comprometidos con nuestra causa, aunque tenía vecinos muy apasionados. El tener conocidos y miembros en nuestro equipo resignados a vivir el resto de sus vidas como esclavos, me aterraba; pensar que por causa de ellos, nuestra causa fracasara. Involucrar a los adultos también me aterraba, dirían que era un acto muy peligroso e incluso irresponsable de mi parte, sin mencionar cuan ocupados están y que no les cabía un problema más en qué pensar.

Pero yo sabía como iniciar esta rebelión. Los Poderoso no quieren que nadie sepa de nuestra existencia, más que los militares y nosotros mismos. Ni extranjeros o sus propios Protegidos sabe que existe una ciudad esclava que ellos han abandonado, una ciudad que tal vez podría ser la cuna del fin del mundo, con su concentrada contaminación. Tenía dos ideas, continuar con mi diario, y desmantelar todas las intenciones de Los Poderosos, para que así, algún día el mundo pudiese verla; y también sabía exactamente cómo empezarlos a atacar, llamando su atención, sin agresión.

Era el inicio perfecto.

Así que al día siguiente, mientras todos los jóvenes trabajamos en las tierras, los volví a convocar revelando mi plan, para lo que sería nuestro primer levantamiento en contra de ellos, rompiendo las ataduras, que ellos por decisión propia pusieron al rededor de cuatro generaciones de los nuestros.

Todos estuvieron de acuerdo en mi plan, así que antes de regresar a casa, nos pusimos manos a la obra.

Cerca del pueblo se habían amontonado los escombros que había dejado la tormenta de lluvia ácida, y otros desastres naturales que arremetieron contra nuestras casas. Esos escombros estaban minados en madera, muchas en pésimas condiciones y otras que podrían ser reutilizadas perfectamente; así que cada uno, poniendo su participación, tomó la máxima cantidad de madera del montón que pudo, y la reunimos todas en un sólo lugar, cerca del huerto.

Todos en el pueblo conoce de construcción y herramientas, tal vez primitivas, que teníamos al alcance para realizar nuestras tareas; ya que tanto hombre como mujer, debía saber esto básico, porque son bastantes las catástrofes que amenazan nuestras viviendas. Con lianas fuertemente atadas unimos todos los pedazos de madera en una sola plancha uniforme y estable. Era una plancha muy grande, más grande de lo que creí que sería. Y en letras tan grandes como para que abarcara todo el espacio de nuestro letrero, escribimos:

"LA CIUDAD HUÉRFANA
Tierra de esclavos"

Mi intención era que todo el que pudiese pasar cerca, viera que existe una tierra de esclavos abandonada, lo que enojaría bastante a Los Poderosos, pues iría en contra de sus planes. Y además, llamaría sin duda alguna la atención de los militares, cada vez que entrasen a la ciudad.

𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 & 𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫: 𝙻𝚊 𝙲𝚒𝚞𝚍𝚊𝚍 𝙷𝚞é𝚛𝚏𝚊𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora