I CAPÍTULO VI: EL GRUPO DE LOS CINCO

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Mi único problema al inhalar, es cuando lo hacía y sentía que me asfixiaba

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Mi único problema al inhalar, es cuando lo hacía y sentía que me asfixiaba. Y no hablo solamente al respirar; pues incluso al querer inhalar paz, sentía como la realidad me privaba y asfixiaba.

Si era sincera conmigo misma, cada vez que escuchaba a alguien decir que no podía, mi cerebro decía «rétame». Sus palabras sobre aceptar este destino y que renunciara a la esperanza, me daban más motivos para pelear, incluso por personas como él.
   
Solo sabía que me sentía más fuerte, más inspirada y decidida, pues definitivamente su «no» no iba a pararme.
       
Lo sabía cuando miraba mis pies descalzos, el lago contaminado, el cielo opaco e incluso nuestras casas. Merecíamos más que esto, y era por esto por lo que yo me sentía motivada a pelear. Y nada me hacía sentir más despierta.

De hecho, su discurso me había dado una idea para mi siguiente movimiento.
               
Cuando Amber se fue de casa, porque la suya ya había sido reparada, la casa de repente se sintió vacía y sola; y mi consuelo en medio de las noches en vela, ya no estaba, pero el insomnio seguía ahí. De todos modos, estar descansando junto a todos, incluso Benjamín Jr. y Olga, me hacía creer con más fuerzas en el futuro que yo misma les había prometido.
                   
—Y entonces Winter y yo tendremos la oportunidad de casarnos, ¿verdad, querida?— escuché vagamente que insinuó Ben, que como ya no era novedad, alardeaba de nosotros sin mi consentimiento. Ignorando su comentario, provocando algunas risas discretas de los presentes, proseguí a preguntar a otra persona.
                       
— ¿Qué te motiva a querer ser libre, Olga? — interrogo a la señorita, basándome en que ha sido una de las más entusiasmadas y entregadas al levantamiento, algo que no es propio de ella, ni de su personalidad.
                           
Olga es un año mayor que yo, por lo que debió haber ingresado ya a la planta; sin embargo, sus padres se esfuerzan en mantenerla oculta de los militares, por causa de una lesión en la columna.  Cuando era una niña, sufrió un pequeño accidente, que le dejó un gran recuerdo, y ocasionalmente necesita un bastón para moverse. A los militares eso no les importará, dirían que le pondrían un trabajo “menos pesado” que a los demás, pero sabemos que no es cierto y que no tendrán ninguna clase de consideración. A pesar de esto, era pesimista, y contagia tristeza y desesperanza en muchas ocasiones, cosa que no debería, considerando que ha seguido adelante, a pesar de aquello, como si no le importara en lo absoluto lo valiente que ha sido y demostrara todo lo contrario. Pero es una buena persona, y eso nade podía negarlo.
                               
—Me gustaría aprender a volar — las miradas distraídas de todos de inmediato se centraron en ella, preguntándonos a qué se refería, y yo queriendo más información sobre su interesante confesión —. Me parece que es la forma más genial de sentir libertad — afirmó como si contestara a la pregunta que no habíamos hecho, pero que obviamente estábamos haciendo.
                                   
— ¿Cómo piensas volar? ¿Quieres ser una mariposa? — cuestionó entonces Amber, provocando nuestras risas.
                                       
—En avión — contestó Nelson en su lugar —, estoy seguro de que quiere volar en avión.
                                           
—Quiero ser piloto — aclaró, idea que me pareció fascinante. Era la idea más genial que había escuchado hasta ahora, y me gustaba mucho escuchar los sueños de los demás al ser libres, sus razones para luchar por la libertad, porque me hacía sentir aún más comprometida.
                                               
—Yo quiero ser científico — confesó Nelson.
                                                   
Estos chicos tenían muy buenas ideas sobre lo que querían hacer y quienes querían ser; personalmente, me sentía inspirada por ellos. Una persona que se consideraba a sí misma digna de admiración, no merecía la mía; yo era una persona que necesitaba aprender constantemente, incluso de los demás, y a veces las mejores lecciones y los mejores consejos que nos podrían dar en la vida, o incluso que por nuestra propia cuenta podríamos tomar, estaban en las experiencias de las vidas de los demás.
                                                       
Aunque me consideraba como una persona empática, que a pesar de no saber con exactitud lo que otra persona estaba sufriendo, sabía entender que no era la única persona que la pasaba mal, y menos en la vida que nos ha tocado a todos aquí; ese era mi motor principal para armar esta rebelión contra Los Poderosos, porque sabía que no era la única que sufría, ni la única que tenía sueños que deseaba realizar. Y entendía, o intentaba entender las razones por las cuales Graham me había dicho aquello unas noches atrás, solo podía tal vez imaginar –y a medias- cómo era vivir en una familia de cuatro. Si en una familia de tres ya era difícil, no quería saber lo demás. Sabía que tanto él como su papá se desvivían trabajando por el hogar, pero lo que no entendía, era porqué los que tenían las situaciones más difíciles, eran los que tendían a perder la esperanza. ¿Qué los inspiraba a seguir entonces?

𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 & 𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫: 𝙻𝚊 𝙲𝚒𝚞𝚍𝚊𝚍 𝙷𝚞é𝚛𝚏𝚊𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora