El cielo estaba gris y triste, las personas pasaban con prisa a mi lado, y el paisaje a penas me parecía conocido.
Había venido una sola vez en mi vida, fue ese día en el que mi papá me llevó a comprar mi nueva televisión inteligente, la mía ya estaba fuera de moda, ya nadie tenía de esas televisiones. Pero él estaba molesto conmigo, habíamos visitado muchas tiendas en realidad, no lo negaba, y no habíamos encontrado una que me gustara; pero él no había entendido que si no quise ir con el mayordomo, sola o con el chofer, era porque quería pasar tiempo con él.
Lo más extraño era que no era esta la primera vez que soñaba con esta tienda, cuyo nombre no recuerdo, ni su ubicación, y su aspecto es borroso, porque no presté atención en lo absoluto la primera vez que había venido. Pero siempre mi papá terminaba el sueño llamándome.
Esta vez, iba saliendo de la tienda, muy irritada y pendiente del paisaje, hasta que una mirada conocida, se topó con la mía. Sus ojos eran iguales a los míos, su color de piel, su postura. Era difícil darse cuenta, porque llevaba el cabello corto y descuidado, y definitivamente no tenía un guardarropa actualizado, o limpio, al parecer; pero yo por supuesto que sabía reconocer mi figura en el espejo, y ella, era mi figura.
Sabía que sería una estupenda experiencia que contar. Apostaba a que ninguna de esas tontas del Instituto había tenido una experiencia parecida. Pero ella parecía muy tímida, ella no iba a hablarme primero, pero yo sí. Me acerqué sonriente dispuesta a hablarle, como la primera vez.
—¡Oh, Por Dios!
—¡Soy idéntica a tí! — me interrumpió. No recordaba que había pasado así cuando la ví, o en mis sueños anteriores.
«Así no era el libreto» pensé. Estaba pasmada. No estaba lista para la escena. Y no sabía improvisar. ¿Cómo podía independizarse? ¡Era mí sueño!
—¿Qué? — fue lo único que pude articular, sabiendo bien que soñaba. Era de esas personas, que sabía identificar un sueño, y podía controlarlo también.
—No quiero perder el tiempo, Winter, el hombre saldrá pronto— habló apresurada.
—¿Mi papá? —quise saber entonces, no entendía mucho de lo que estaba pasando.
—Debes encontrar mi ciudad y ayudarnos. ¡Debes encontrar el diario, Winter!
—¿E-El diario? ¿De qué hablas?
—¡Winter! — gritó mi padre, sabía que el sueño acabaría, pero no sabía de qué hablaba ella.
—Llega a mi ciudad, y busca el diario de Winter —pronunció rápidamente, queriendo ganar tiempo. Ella también sabía que el sueño acabaría.
—¿Mi diario? — volví a interrogar.
—No, Winter. Yo, soy Winter.
El sueño se acababa yo sonriendo en el asiento copiloto del auto de mi padre, por mi ganancia de ese día. Pero no esta vez. Esta vez terminaba todo en blanco, sin mi padre, sin la chica, y yo más confundida y perdida que nunca.
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𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 & 𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫: 𝙻𝚊 𝙲𝚒𝚞𝚍𝚊𝚍 𝙷𝚞é𝚛𝚏𝚊𝚗𝚊
Teen FictionEn una ciudad huérfana, habita un alma poderosa y fuerte, en un cuerpo pequeño. Una niña que luchará por la libertad de su pueblo, y las generaciones venideras, oponiéndose a la esclavitud y a una vida sin derechos. Mientras en alguna parte del mun...