I CAPÍTULO XIII: LA CIUDAD HUÉRFANA EN EMANCIPACIÓN II

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En el amor y la guerra todo se vale, aunque no todos terminan bien parados

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En el amor y la guerra todo se vale, aunque no todos terminan bien parados.

Las gotas de lluvia se presipitaban con furia, empapando todo lo que estuviese bajo su alcance.

Cuando los adultos se enteraron de la muerte de Amber, algunos fueron en busca de los demás, mientras otros se unieron a la guerra que de imprevisto había surgido.

Winter, quién había matado sin darse cuenta al líder de los militares, se mantuvo todo el tiempo de pie, junto al cuerpo inerte de su amiga, mientras sus lágrimas, en ningún momento dejaron de caer.

La guerra no perdonó a pobres o acomodados, militares, jovenes, ancianos o experimentados; todos veían por su propia causa en aquella masacre inhumana. Los soldados en guerra de ambos bandos pisoteaban a los soldados caídos, y los heridos, sobre todo de parte de los huérfanos, no se rendían, ni abandonaban el campo de batalla, aún así habían llegado nuevos reclutas adultos, y superaban en número a los militares. Aunque los militares estaban mejor armados y preparados para masacres aún peores que esa.

Benjamín Jr., quién lo daba todo en el campo de batalla, atacaba siendo a la vez la defensa de Winter, pues sabía que aunque ella no lo quería gritar, estaba débil y no podía seguir en el campo, Winter ya no estaba en sus cabales, y era poco conciente de lo que hacía; él sabía que no era una batalla que pudiesen ganar en ese momento, y ella había llenado a balazos el pecho de su líder, ellos la atacarían, era su blanco, y no podían perder a su líder, y él no podía perder a su amiga. Nelson y Olga estuvieron juntos en todo momento, cuidandose la espalda, y los padres de Winter peleando juntos, sin armas, hasta el fondo del campo. Y eso que los adultos trajeron consigo armas.

Winter hizo frente a la batalla, apretó su arma con ya pocas municiones, y secó sus lágrimas. Sin mirar atrás, o al cadáver de su amiga, que hacía que su corazón se estrujara y rompiera, caminó con pasos firmes y decididos hasta llegar al lado de Benjamín, y se puso en posición de atacar, con la expresión más seria que nadie nunca le había visto.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Benjamín consternado.

—Esta es la guerra, Ben —dijo antes de disparar a un soldado que le apuntaba al distraído Nelson, quien se ocupaba de otro blanco—. Prefiero morir intentando ser libre, que vivir intentando intentar. Lo hecho, hecho está, y yo más que nadie, debo dar la cara.

—Winter, este no es un discurso motivador — dijo, pero sus palabras quedaron en el aire cuando una bala pasó justo frente a sus ojos, haciendo que ambos se pusieran más alertas.

El campo, con cadáveres por todas partes, se fue vaciando tras la retirada de los militares, quienes habían tenido órdenes de retirarse.

La guerra había sido una pérdida. Había sido una masacre. El plan de una huelga de paz, para hacer entrar en conciencia a Los Poderosos había fracasado en su más grande expresión. Y Winter se sentía culpable por ello.

𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 & 𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫: 𝙻𝚊 𝙲𝚒𝚞𝚍𝚊𝚍 𝙷𝚞é𝚛𝚏𝚊𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora