Capítulo 10.

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Katherine.

Nadie tenía el derecho de juzgar, somos así y nos amamos de esta forma tan irracional que lastima, pero solo una persona que ama o amó de está forma podría entenderme. Nadie mandá en el corazón, sobre todo en el mío que parece que solo es de Noah, de nadie más.
Tal vez no es una relación perfecta, se que no lo es, solo que a nosotros estos momentos de tregua y dónde los reproches quedan de lado podíamos vivir nuestra burbuja de falsas esperanzas, ambos nos obligamos a aferrarnos a esto, dónde solo somos él y yo contra todo lo negativo del mundo.

Mis primas dicen que después de una buena noche de sexo con Noah, siempre nubla mi juicio, está claro que nunca lo tuve porque siempre caigo ante en mismo hombre con solo besarlo.
Hoy y ahora ambos fingimos, siento muy en el fondo de mi corazón que esto es como una despedida, se que me quiere regalar este último momento juntos para que lo recuerdo de la mejor manera, se que no va a elegirme y se irá detrás de su trabajo, pero acá estoy, una completa masoquista que se aferra a su mano mientras caminamos hasta la playa.

— ¿No hay gente? — es lo primero que pregunto desconcertada.

Hace unos días habíamos llegado a esta hermosa playa con mis primas y estaba abarrotada de personas, se me hacía raro no ver a nadie en este momento, más por la hora del día que era.

— La mandé a cerrar — declara tomándome por sorpresa.

— ¿Qué? — cuestiono.

— La mandé a cerrar para nosotros, no quiero a nadie mirando como luces ese traje de baño blanco que llevas bajo tu vestido — sentencia de forma posesiva.

— ¿Lo hiciste por nosotros? — pregunto.

— Dijimos solos y sin nadie, por eso la mandé a cerrar, además así solo mis ojos pueden observar tu maravilloso cuerpo — declara apoyando su mano de forma posesiva sobre mi cintura.

— Estás loco, Noah — afirmo dejando que me guíe hasta una carpa que había en el medio de la playa.

— Disfruta un poco — me pide sonriendo.

No me puedo negar a cumplir con lo que me pide, siento un poco de curiosidad por el tema de la cantidad de dinero que debió poner para lograr que un lugar público esté cerrado para solo nosotros dos. Noah no venía de una mala familia, su padre tenía una prestigiosa empresa y su mamá trabaja en el hospital de Chicago como enfermera, tal vez su trabajo en Rusia le permitía darse estos desmedidos gastos.

— Suéltalo — lo escucho decir.

— ¿Cómo pagaste todo esto? — cuestiono al sentarme en los suaves cojines dentro de la carpa.

— Es la herencia que me dejó mi padre biológico — responde encogiendo sus hombros.

— ¿Tú padre biológico? — pregunto desconcertada.

Veo a Noah sentarse a mi lado, tomar la botella de champagne que se encontraba y agarrar dos copas, para luego servir una para cada uno.

— Es algo que no me gusta mucho hablar — suspira y da un sorbo a su copa. — Pero debes saberlo, eres una de las personas más importantes en mi vida ...

— Si no quieres, no me cuentes — lo detengo tomando su mano para apoyarla sobre mis piernas.

— Mi mamá cuando tenía dieciséis años quedó embarazada de un idiota que solo usaba a las mujeres, él le dió la espalda y su familia también. El único apoyo de mi madre fue Ethan, su mejor amigo y toda la familia Salvatore ...

Lo veo cerrar los ojos y suspirar, como si sintiera dolor de cada una de esas palabras que decía. Llevaba años conociendo a Noah y nunca me había contado algo como esto, tan íntimo y de él.

Locura de Amor (4° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora