¡ veinticinco !

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Los lunes, ninguno de los dos debía trabajar. Por eso, cuando el despertador sonó a las siete de la mañana con el inconfundible tono que Jisung había colocado, Minho no tuvo problema en apagarlo para volver a abrazar el cuerpo junto a él y seguir durmiendo.  De todos modos, algo en la peculiar forma en la que Jisung respiraba contra su cuello lo detuvo de cualquier sueño posible. La poca luz solar que entraba por las rendijas de la persiana y caía sobre ellos con suavidad creaba un aura hogareña y dulce en Jisung, en su cabello de colores claros y en el pequeño puchero que se formaba involuntariamente en su rostro.

Minho se preguntaba en qué estaría soñando, que ideas estaría creando su cabeza como para que sus cejas estén fruncidas con insistencia. Acarició su pomposa mejilla con suavidad, no queriendo interrumpir su sueño. Jisung siempre se veía tan pacífico al dormir, y ese rostro preocupado que cargaba durante el día desaparecía casi por completo.

No había pasado mucho tiempo cuando Jisung abrió los ojos, encontrándose con el cuerpo de Minho envolviéndolo cálidamente y la mano del mayor acariciando con suavidad su espalda baja. 

—Buenos días, Min —musitó, negándose por completo a salir del cómodo escondite que era el cuello del hombre junto a él—. ¿estás despierto hace mucho?

—Sólo un rato. 

—Hacía mucho no me sentía feliz por un día libre. 

Minho apoyó sus labios contra los cabellos del menor para dejar un beso allí. Lo adoraba tanto, y deseaba mantenerlo junto a él hasta el final de los días. Lo quería tanto, tantísimo que su corazón dolía al imaginarse a Jisung lastimado y sufriendo. Sabía que haría lo que fuese necesario para mantenerlo a salvo del mundo, de cualquier cosa que quisiera dañarlo.

—Supongo que voy a tener que esforzarme en hacer de hoy un día extremadamente lindo, ¿no? 

Jisung se encogió de hombros como pudo.

—No es necesario, cuando sea grande y mis hijos, si es que alguna vez llego a tener, me preguntan quien fue la persona más importante de mi vida, yo voy a hablarles de vos. Y de todo este tiempo juntos que espero no se acabe nunca. 

Minho sonrió a penas, quería navegar en la gran incógnita que era Jisung y aclarar todas sus dudas.

—¿Te gustaría tener hijos? —se interesó, de todas formas, un tanto preocupado por tocar una fibra sensible del menor.

—Siempre me imaginé creando un hogar donde chicos como yo, y... como vos, puedan buscar un refugio si sus familias los maltratan —respondió con simpleza—. Pero si te referís a... un hijo, completamente mío, no lo sé. Tengo muchas dudas respecto a eso, porque si quisiera tener uno, debería ser con una chica y no quiero alejarme de vos, Min. 

El aire se atoró en la garganta de Minho y por primera vez en años, vio un buen uso para todo el dinero que le había quedado del juicio que había ganado contra su padre y se negaba a utilizar.

—¿Min? Perdón, estaba divagando.

La voz de Jisung llamándolo con preocupación lo sacó de sus pensamientos, que amenazaban con llevárselo hasta lo más profundo de su cabeza y dejarlo ahí.

—Me encantaría estar ahí. Tenés un corazoncito tan grande y tan puro a pesar de toda la mierda que te rodeó, Sungie.

El nombrado soltó una risita.

—Si lo decís así, es gracioso. ¿Podemos ir a la playa hoy? A meternos al agua.

—No trajimos trajes de baño.

—Podemos usar los shortcitos de fútbol que te vi guardar el otro día.

—¿A caso estás riéndote de mis hermosos shorts del Liverpool, Han Jisung?

—¡No dije nada malo! —chilló Jisung, sentándose sobre sus rodillas para volver a revolcarse sobre Minho a la vez que soltaba carcajadas. 

Las risas cesaron cuando Jisung buscó con necesidad los labios de Minho, besándolos despacio a la vez que pasaba su mano por los cabellos oscuros del mayor. Las manos de Lee sostenían su cintura con delicadeza y podía sentir su pecho subir y bajar relajado contra el suyo. 

—La semana que viene es mi cumpleaños —dijo Jisung casi repentinamente.

Minho lo observó con detenimiento.

—¿Qué se siente llegar a la vida adulta, Sung?

—Creo que lo único que me aterra es no saber que voy a estudiar en la univarsidad.

—Creo que serías un excelente, y sumamente hermoso, maestro jardinero.

—¡Ni en sueños, Minnie! Los nenes chiquitos lloran y tienen olor feo.

Minho soltó una carcajada y volvió a besarlo.

—Sea lo que sea, yo voy ayudarte a decidirlo, si querés.

—Sería un placer, profesor Lee.

—No me digas así, Sung. Parezco un viejo.

Jisung sonrió con suavidad y dejó un pico sobre los labios de Minho, buscando las manos del mayor para entrelazarlas con las suyas. La posición en la que se encontraban era completamente comprometedora y peligrosa. Recordó todas las dudas que le generaba ese momento, toda la ansiedad, todo el miedo. Porque Minho se veía listo para él, mirándolo con esos ojitos chocolate que tanto le gustaban y esperando a que hiciese algo.

Estaba sentado sobre su regazo, apretando con sus muslos las trabajadas caderas de su profesor.

—Esto... ¿Esto está bien? —preguntó Jisung en un hilo de voz.

Minho asintió el silencio, regalándole a Jisung una sonrisita tímida.

Jisnug le devolvió el gesto, llevando una mano de Minho a sus labios para dejar un beso en el dorso. Observó la piel del mayor con detenimiento, viendo como los cortes comenzaban a cicatrizar lentamente.

—Te lastimaste tanto, Minnie.

—Lo sé, lamento que hayas tenido que ver eso. 

Jisung negó despacito.

—No es por eso, no me gustó que te lastimaras a vos mismo. 

Minho lo observaba con intensidad, como si los ojos pudieran dejarlo desnudo frente a él y a su merced. Jisung se sentía tan pequeño, tan necesitado. Quería las manos de Minho sobre su cuerpo, repartiendo caricias por su piel canela a la vez que sus labios besaban cada espacio recóndito en él hasta marcarlo completamente suyo.

—Nunca supe que se sentía ser querido. O deseado. O las dos cosas —dijo Jisung, mirando los ojos oscuros de Minho porque creía que esa confesión era demasiado importante como para no estar mirándose—. Tampoco sé cómo se supone que debe sentirse el amor. Pero creo que se siente como vos, y como yo; como nosotros —murmuró, apretando con fuerza las manos de Minho—. Y aunque me da muchísimo miedo que te vayas y a veces prefiera no sentir nada en absoluto, siento mucho amor por vos, Minho. Me siento muy feliz a tu lado y quiero que esto dure el mayor tiempo posible para poder disfrutarte por completo. 

Minho sentía su corazón oprimirse en su pecho. Tironeó del brazo de Jisung para acercarlo a él y abrazarlo con fuerza.

—Te amo.

El mentón de Jisung tembló, porque aunque Changbin le había dicho que lo amaba, y Hyejoo había dicho que lo amaba cada vez que le regalaba un labial, ningún "te amo" representaba lo mismo que el de Minho. Porque sus cuerpos estaban juntos, sus respiraciones de mezclaban y ambos estaban tan seguros y felices por pertenecerse el uno al otro. 

—Te amo, te amo.

Jisung sonrió contra el cuello de Minho.

Se sentía tan correcto, tan seguro, tan capaz de hacer cualquier cosa siempre y cuando Minho estuviese tomando su mano.



martes 29 de junio, [20:19]
1222 palabras

3fachas siempre tarde
pidoperdón

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2021 ⏰

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