¡ siete !

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El lunes llegó de la mano del colegio, y junto a este, los amigos de Jisung. Aunque el muchacho no quería hablar de lo sucedido con su madre, sí quería contarles a Changbin y a Seungmin que había pasado con Minho. Deseaba tener una segunda opinión de lo que pasaba con su profesor y vecino años mayor que él. 

Fue la idea de Seungmin ir a un café cercano al colegio una vez las clases terminaron, llevando consigo a Jisung e invitando por mensaje a Felix. A veces, Seungmin se empeñaba demasiado en unir a Changbin con el australiano, y aunque era realmente tierno, eso no le quitaba lo obvio que resultaba su comportamiento.

El sol no estaba sobre sus cabezas a esa hora del día, pero de todas formas, el calor era insoportable. Jisung sentía que por su piel perdía las pocas calorías que había ingerido la semana anterior y se recriminó mentalmente; luego se sentiría cansado y dolorido.

Seungmin caminaba junto a él, observando como delante de ellos dos, Changbin admiraba a Felix mientras le hablaba de cosas que no llegaban a escuchar. Quizás de las clases de baile, o de cómo había aprobado su examen de coreano raspando la nota mínima, o hasta quizás la —poco graciosa, hasta aburrida— anécdota de como Jisung tropezó con sus propios pies mientras bailaba y aterrizó sobre Minho.

En el momento todos habían reído, inclusive Minho, quien luego le preguntó si se encontraba bien y le dio un tiempo para descansar mientras le colocaba un bálsamo en spray para los hematomas que se formarían en su piel. Jisung se había esforzado en no ver aquella escena de forma errónea, pero Minho arrodillado frente a él, acariciando sus rodillas, se lo había dificultado.

Su profesor era tan buena persona.

—Sungie, mirá —lo llamó Seungmin, quitándolo al instante de sus pensamientos.

Jisung observó a donde su amigo le indicaba, encontrándose al instante con una escena considerablemente tierna. La pequeña manito de Felix sostenía la mano de Changbin con delicadeza, tomándolo de los dedos porque no llegaba a cubrir todo el espacio con su extremidad.

—Están hechos para estar juntos. 

Jisung soltó una risa.

—¿No crees que estás esforzándote demasiado?

Seungmin se encogió de hombros y acercó unos centímetros su rostro al de Jisung, hablándole al oído.

—Changbin siempre es bueno con nosotros sin esperar nada a cambio —dijo bajito, aún debía hacer creer a Seo que lo suyo era una amistad creada a base de odio y competencia—. Él también merece alguien que lo haga feliz.

—Pero...

—Nosotros no somos los novios de Changbin.

Un escalofrío bajó por la espalda de Jisung, no podía imaginarse ni en sus peores pesadillas como la pareja de su mejor amigo.

—Felix es bueno para él —terminó Seungmin.

Jisung observó a la parejita delante de ellos. Sus manos estaban agarradas con más fuerza, entrelazando sus dedos. Pudo notar las orejas de Changbin rojizas y le fue imposible guardar la carcajada que salió de sus labios. Seungmin le pegó suavemente en el brazo y Seo giró el cuello para dedicarle una odiosa mirada. Jisung sólo le mostró la lengua juguetonamente.

Llegaron al café y se sentaron de la misma forma en la que habían caminado, dos muchachos de un lado y otros dos al frente. Changbin le había dejado el espacio junto a la ventana al australiano, diciendo que allí estaría más cómodo. Sin embargo, la verdad era que allí los rayos del sol de la tarde pegaban con exactitud y Changbin podría apreciar como el rostro de Felix se iluminaba con sus preciosas pecas.

Seungmin accedió a sentarse frente a Felix y recibir en la espalda el sol, ganándose varios agradecimientos de Jisung y la promesa de recibir un helado cuando hiciese mucho calor en el colegio.

Pasaron un rato hablando de cualquier cosa que pasaba por sus cabezas, de la cantidad exorbitante de cosas que debían estudiar y tareas que hacer. Jisung sólo tomaba despacio el licuado de frutos rojos que había pedido, observando como el líquido bajaba despacio a medida que succionaba el sorbete.

—Tierra llamando a Jisung —dijo Changbin, chasqueando los dedos frente a él.

Han parpadeó varias veces.

—¿Qué?

—Habías dicho que tenías algo que compartirnos.

—Ah... Sí, puede ser.

—¿Vas a contarnos? —preguntó Seo despacio, chocando sus pies con los de su mejor amigo debajo de la mesa.

Las mejillas de Jisung se colorearon de rosado.

—Minho me escuchó pelear con mamá y me siguió a la terraza —como respuesta, obtuvo un suspiro sorprendido de Changbin y la mirada confusa de Seungmin—. Me abrazó y se quedó conmigo un rato.

—Sabía que Minho era bueno, pero esto supera totalmente mis expectativas —dijo Felix, llevándose una masita de chocolate blanco a la boca.

—Él... Él parece muy interesado en mí, pero Hyejoo dijo que sólo quiere aprovecharse porque... porque quizás le parezco lindo.

Repentinamente, Jisung actuaba tímido, pequeño. Como si aquella barrera que le prohibía exteriorizar sus sentimientos desapareciese por un momento y se mostrase como realmente era.

—Sos lindo, Sung —dijo Seungmin casi enojado a su lado—. ¿Por qué dudarías eso?

—Y Hyejoo es una idiota. Deberías dejarla.

—Pero...

—Ella no te quiere —dijo Changbin con simpleza—, y vos tampoco la querés. No entiendo que hacen juntos.

—Changbin, tampoco lo digas así —pidió Felix, tomando la mano del mayor entre la suya.

El mayor de los cuatro suspiró profundo.

—Perdón, sólo quiero lo mejor para vos.

—Lo sé.

—Minho parece bueno, no creo que quiera aprovecharse de vos —finalizó Changbin—. Dejalo entrar, Sungie. Porque te conozco, y no deberías cerrarte a otras personas sólo por tus pensamientos erróneos. Si él quiere estar con vos y preocuparse por lo que pasa en tu casa, dejalo.

—¿Y si después se va? ¿Si ve que no va a lograr nada cuidándome?

Changbin pestañeó lentamente.

—Uno nunca sabe que va a pasar.

—Pero...

—¡Jisung! —exclamó Changbin— Te amo, de verdad lo hago. Pero no podés pasar el resto de tu vida confiando sólo en dos personas. 

—Minho es muy grande para mí.

—Falta un mes para que cumplas dieciocho, no es problema.

Jisung hizo silencio y terminó su batido, sus ojos estaban clavados en la madera con la que estaba hecha la mesa y se decidió a ignorar la conversación a su alrededor. Odiaba que le dijesen las cosas de esa forma, como si fuese estúpido para entender. Changbin tenía razón y por eso no iba a enojarse, pero quería gritar y decirles a todos lo equivocados que estaban, aunque sabía que la verdad no fuese esa.

Pensó en las palabras de su mejor amigo. ¿Cuánto tardaría Minho en darse cuenta que él era un caso perdido?







sábado 6 de febrero, [21:37]
1065 palabras

PARADISE ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora