¡ veintidos !

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Al final del día, tanto Minho como Jisung habían llegado a la silenciosa conclusión del lugar en el que se encontraban era increíblemente hermoso. Parecía una escena sacada de película, un ambiente en el que Jisung podría pasar el resto de sus días sin problema alguno. Al terminar el trabajo —que resultó hacer tareas variadas de mantenimiento y limpieza en el hostel en el que se quedarían—, decidieron caminar por la ciudad un rato, descubriendo distintos lugares que Jisung anotó mentalmente para visitar cuando su situación económica se estabilizara un poco. Minho le sacó fotos frente a lugares bonitos y Jisung se sonrojó todas esas veces, no sintiéndose bonito como para que el mayor lo fotografiara.

Cuando el reloj de la muñeca de Minho marcaba cerca de la medianoche, salía del cuarto de baño con una toalla sobre sus hombros, evitando que el agua que caía por sus limpios cabellos mojase su ropa. Jisung levantó la vista cuando lo notó salir.

—No te pregunté que cama querías quedarte.

La habitación que compartían tenía tres camas, una de ellas vacías. Jisung estaba sentado en la que se encontraba junto a la ventana que daba al mar, mientras que Minho podía elegir entre la que estaba junto al baño o junto a la improvisada sala de estar.

Se encogió de hombros.

—Cualquiera está bien para mí, Sung.

—¿Seguro?

Minho emitió un sonido gutural afirmativo, terminó de secar su cabello y se metió entre las sábanas blancas de algodón.

La cama era pequeña, y el colchón un tanto rígido. Pero podía ser peor. Por sobre todas las cosas, lograba ver a Jisung mirando por la ventana con un brillo en sus ojos que no conocía. Mientras caminaban, le había expresado infinitas veces que el cielo se veía hermoso, que adoraba ese lugar, que el aroma del mar que llegaba a su habitación era agradable y que las cortinas traslúcidas color manteca eran demasiado bonitas y le hacía muy feliz que alguien hubiese decidido ponerlas allí.

Jisung se mostró extremadamente feliz cuando encontró las toallas de colores pasteles en el baño con dibujos de cangrejos bordados en ella y cuando vio la pequeña heladera junto al mueble donde podían poner su ropa. 

—De verdad te gusta la cantidad de estrellas que podés ver, ¿no? —preguntó Minho repentinamente, provocando que Jisung girase el rostro para mirarlo.

—Podrías venir a verlas conmigo.

—Creo que la vista desde esta cama va a gustarte más —musitó, en un tono de voz tan bajo que Jisung apenas pudo oírlo.

Minho lo observaba sin expresión aparente en su rostro, y mientras que las mejillas infladas de Han se coloreaban de un ligero rosado, el hombre se aseguraba internamente que esa era la vista más bonita que él podía tener.

Sin decir nada, Jisung bajó de la cama y, con sus pies descalzos, caminó hacia Minho. Se acomodó junto a él, dejando unos centímetros entre sus cuerpos aunque la posición era verdaderamente incómoda. 

—Es verdad —murmuró Jisung—, el cielo se ve muy lindo desde acá. Supongo que ya no quiero dormir en mi cama.

—Podemos cambiar.

Jisung giró sobre su cuerpo y se colocó boca abajo, observando con intensidad a Minho. Un remolino de emociones crecía en su interior y por más que quería frenarlo, sabía que no podía. Su mano derecha subió por el abdomen de Minho lentamente hasta llegar al rostro del susodicho, donde acarició su mejilla y mandíbula con devoción.

—Podemos compartir —dijo contra los labios del profesor, juntando sus frentes y chocando con suavidad sus narices—. Podes abrazarme y yo puedo darte calor y así los dos vamos a sentirnos bien.

Y Minho se consideró a si mismo como un ridículo adolescente enamorado, porque su corazón palpitó con fuerza y no pudo aguantar la necesidad que quemaba en su interior de besar a Jisung. Lo besó con desesperación, con necesidad. Los toques no eran suaves y no quería tratar a Jisung como un frágil vidrio al borde del derrumbe, sino como la persona más fuerte que alguna vez había visto.

Jisung se sintió tan bien, tan querido, tan deseado y en su mente se repetía una y otra vez la declaración de esa mañana de Minho. Le devolvió el beso con tanta intensidad como pudo, mordiendo su belfo inferior con hambre y separándose sólo cuando la última gota de aire en sus pulmones desaparecía.

Sintió los dedos de Minho peinar sus cabellos y sonrió contra su boca.

—Me gusta la idea de compartir —murmuró Minho al separarse, acomodando a Jisung sobre su pecho para que pudiese dormir sin dejar de ver el cielo nocturno.

Jisung cerró los ojos con una sonrisa adornando su rostro. Y la habitación se sumió en un pesado y calmante silencio hasta que decidió que no podía aguantarlo y habló.

—El latido de tu corazón es lindo —dijo, acariciando con las yemas de sus dedos el pecho de Minho por sobre la remera—. Es suave, y un poco lento a veces. Pero cuando acabamos de besarnos iba tan rápido que sentía que podría explotar junto a mí. Y se sintió tan lindo escucharte... escucharte vivo. 

Minho apretó los labios.

—No sé como interpretar tus palabras, belleza.

Las mejillas de Jisung ardieron a más no poder.

—Siempre pensé que vivir de la forma en lo que lo hago era un desperdicio, pero... Pero pude escuchar tu corazón latir, latir con fuerza porque nos besamos, y siento que fue lindo. Y creo que me gustaría seguir escuchando el latido de tu corazón muchas noches más.

Minho lo apretó con fuerza sobre su pecho, dejando un beso sobre sus cabellos prolijamente peinados a pesar de haberse revolcado por la cama durante un rato.

—Siempre voy a estar acá para cuando lo necesites, Sung.

—Estoy diciendo estupideces —respondió de imprevisto—. Pero al menos ahora sabés que me gusta estar vivo si puedo escuchar tu corazón. ¿Eso es raro?

—No lo creo —dijo, acariciando la espalda de Jisung con suavidad—. Mientras que seas feliz, es válido. Es válido para mí, y por sobre todas las cosas, es válido para vos.

Y Jisung de verdad no podía entender que había hecho para merecer ser sostenido por los brazos de Minho con tanto cuidado.






viernes 4 de junio, [19:26]
1034 palabras

perdonden por no haber actualizado
la semana pasada pupis :(( 

PARADISE ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora