PARADISE ━ MINSUNG

¡ dos !

Había días en los que Jisung agradecía tener un horario sumamente ocupado. Mientras que pasaba toda la mañana y gran parte de la tarde en el colegio, había días en los que también tenía clases de baile y llegaba al anochecer al departamento en el que vivía. Otras veces, Changbin lo invitaba a su hogar y merendaban allí; Seo se encargaba de obligar a Jisung a comer la mayor cantidad posible de frutas, sabiendo que el menor no cuidaba su salud como debería.

Jisung concurría a las clases de baile desde hacía tres años, o al menos esa era la cuenta que él llevaba. Todo se debía a que su profesor era, nada más y nada menos, que Lee Minho, su vecino desde hacía ya bastante tiempo. El hombre lo había exceptuado de pagar las clases, y algunas noches, cuando notaba a Han muy cansado, lo llevaba hasta el edificio en el que vivían en su auto. Si fuese por él, siempre llevaría a Jisung, pero entendía cuando el muchacho le decía que disfrutaba el tiempo fuera de su hogar.

Minho sabía lo que pasaba en el departamento junto al suyo, pero nunca había sabido —ni se había animado— cómo ayudar a Jisung.  

—Llegaste tarde.

Jisung había entrado a la sala de baile con el pulso acelerado, y las palabras de su profesor, aunque no le resultaron una sorpresa, sí le molestaron. Asintió y dejó su mochila junto a una pared, oyendo las latas de cerveza que había comprado para su madre chocar entre ellas. Tomó de la mochila la ropa que utilizaba para las clases de baile y se dirigió a pasos rápidos al cambiador, que no era más que el despacho de Minho, dónde el mayor lo dejaba cambiarse porque entendía que no podía hacerlo en otro lugar. 

Volvió a aparecer y recibió una negación por parte de Minho. Aunque su vecino a veces era demasiado amable con él, durante las clases no abandonaba su rol de profesor. Jisung siguió todas y cada una de las indicaciones que recibió, queriendo utilizar las pocas energías que tenía en hacer lo que le gustaba. 

Sabía que Minho a veces lo observaba para corroborar que se encontrase bien, sabía que conocía sobre su pésima situación familiar y sabía que sentía lástima por él.

Jisung odiaba la lástima.

No le gustaba la evidente forma en la que lo miraban las personas al enterarse de la forma en la que era tratado en su hogar, cuando veían sus notables ojeras, o hasta cuando le decían que estaba adelgazando demasiado en un corto período de tiempo.

La clase terminó un tiempo después, en el que Jisung se quedó sentado contra una pared recuperando el aire que había dejado su cuerpo durante la intensa jornada de ejercicios. A veces, no tenía la energía necesaria para bailar tanto, pero estaba en sus intenciones defraudar a Minho o a sus compañeros; él de verdad disfrutaba las clases de baile. 

—¿Te llevo a casa? 

Jisung levantó la cabeza cuando vio dos pies frente a él y oyó la voz de su profesor, dirigiéndose obviamente hacia él. Minho le tendía un paquete de galletas de chocolate y una toalla blanca para que limpiase los rastros de transpiración, cosas que Jisung aceptó sin decir absolutamente nada.

—Gracias, pero me gustaría ir caminando hoy —dijo Han—. La noche está linda. 

—¿Seguro?

—Si, no se preocupe.

Minho asintió, suspirando pesadamente. 

—Está bien. ¿Me avisas cuándo llegues?

—Probablemente me escuche —quiso decir entre risas Jisung, recibiendo como respuesta una pequeña sonrisa del mayor.

—Bien, nos vemos, entonces.  

Sin más, el profesor de baile dejó el lugar, y Jisung se encontró solo nuevamente. Le gustaba estar así, ser su propia y única compañía, pero a veces, se reprendía no aceptar a los demás. Tranquilamente podría estar pasando tiempo con Minho, hablando de cosas sin sentido que lo ayudarían a llenar su cabeza y olvidar a su madre durante un tiempo. Él de verdad deseaba poder olvidarse de las cosas durante un tiempo.

Su mochila pesaba por las latas dentro de ella, pero no le molestaba en lo absoluto, él prefería eso antes que recibir preguntas de Minho. 

Llegaría a su casa en treinta minutos y su madre lo estaría esperando para recibir la bebida y para que Jisung hiciese la cena. Y el muchacho no haría nada en contra de eso, sólo  se resignaría a hacerlo y esperaría, con la esperanza de que su hermano llegaría buscándolo para llevarlo a un lugar mucho mejor; un lugar lejos de su madre.

viernes 1 de enero, 2021
[21:13] 756 palabras