¡ catorce !

807 164 105
                                    

Minho manejaba despacio, teniendo sumo cuidado por el camino sinuoso que se abría paso frente a ellos. No tenían un rumbo fijo, ni siquiera se hacían una mínima idea sobre dónde dormirían esa noche, si encontrarían un pueblo o alguna ciudad con hoteles o si deberían acomodarse en los asientos del auto.

Jisung observaba el paisaje por la ventana del copiloto, no queriendo enfocar su atención en Minho manejando. Pero era inútil, cualquier intento de ignorar la presencia junto a él era tonto porque sentía la insaciable necesidad de ver a Minho, se mirar sus brazos fuertes y las manos venosas sobre el volante.

Así que robó una miradita de reojo, negando mentalmente e ignorando los sentimientos confusos y molestos que se adueñaron de su cabeza y de su estómago bajo. Él no podía excitarse por ver a su profesor de baile manejar, por ver sus manos e imaginarlas sobre su cuerpo, queriendo sentirse amado y deseado. No podía.

Amaneció mientras Minho manejaba, y el sol se posó sobre el auto mientras hacían lo mismo. Jisung no sabía del todo dónde estaban, sólo que era lejos, y estaba bien así.

—Me alegro de que hayas decidido irte—comentó Minho en un momento del viaje, harto del silencio.

Jisung lo dudó unos momentos, pero tomó los bordes de su remera y la levantó, dejando al descubierto su abdomen y junto con él, la enorme herida provocada por agua hirviendo.

Minho ahogó un grito al verlo. La piel estaba roja en algunas partes, amarillenta en otras, a la vez que algunas pequeñas ampollas se veían en los extremos de la herida. Jisung volvió a cubrirse el abdomen, y una mueca de dolor pasó por su rostro cuando la tela rozó la herida.

—Sung...

—Estaba preparándome un café cuando mamá se enojo porque no le había llevado dinero ese día —explicó, mirando los árboles pasar rápidamente por la ventana—. Y se enojó tanto que me tiró el agua. Dolió más quitarme la remera pegada a la herida que la quemadura en sí.

Minho mordió su labio.

—Cuando encontremos una ciudad vamos a ir a una farmacia para comprar una crema que te ayude a sanar, ¿sí?

Jisung asintió, y el resto del viaje sucedió en silencio. A veces con las voces de la radio llenando el espacio, otras con murmuros de Jisung siguiendo la letra de una canción y otras, con los hipidos y respiros agitados de Han producto de estar llorando.

Minho, sin soltar el volante, posó una mano sobre el muslo del menor, acariciándolo despacio. Una simple muestra de que estaba ahí, de que no se iría a ningún lado y que Jisung podía llorar todo el tiempo que quisiera. 

El llanto de Jisung aumentó con esa simple acción. Se sentía tan exhausto y perdido. Se preguntó que hubiera sido de él si Minho no hubiese decidido acompañarlo. 

—Minho...

—¿Qué pasa, Sung? ¿Querés que frene el auto?

El menor negó.

—Tenemos que ir a una estación de servicio.

—Todavía queda bastante combustible —dijo Minho, observando el tablero del auto.

—No tengo más cigarrillos, necesito comprar al menos una caja —dijo entre respiraciones pesadas—. Necesito fumar. 

Minho lo observó por el rabillo del ojo. La imagen tan triste y apagada de Jisung le rompía el alma.

—Estoy acá para cuidarte, no para verte morir.

Jisung llevó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y suspirando; estaba frustrado. No sabía cómo cooperar con la cantidad de cosas que sentía en ese momento y aunque Minho se comportaba como la mejor persona del universo, deseaba gritarle que de verdad necesitaba esos putos cigarrillos.

—¿Tus amigos saben que te fuiste? —preguntó Minho, intentando cambiar el tema de la conversación.

—Sólo tengo dos amigos, ya les avisé.

—¿Y Felix?

Jisung se encogió.

—Su novio es mi mejor amigo, supongo que va a enterarse pronto —hizo silencio durante un rato—. ¿Alguien sabe que usted se fue? —preguntó más calmado, observando al hombre.

—Lo hablé hace un tiempo con un amigo, cuando tenga internet debería avisarle.

—¿Cómo se llama su amigo?

—Chris, es abogado.

—Suena aburrido.

Minho soltó una risa.

—En realidad, él es muy divertido —respondió con simpleza—. Y tiene un hijo.

—¿Cómo se llama?

—Jeongin, es un nene muy inteligente e interactivo. Si alguna vez volvemos a la ciudad, deberías conocerlos.

—¿Por qué conocería a sus amigos? —preguntó nervioso, y quizás un poco curioso, pero no lo admitiría.

—Si por mí fuese, conocerías hasta a mi familia. Mi mamá adora a los chicos inteligentes y bonitos como vos.

Las mejillas de Jisung se colorearon de rosado.

—Gracias.

Minho sonrió complacido.

—Sos un chico hermoso y capaz de hacer todo lo que te propongas, Jisung. Que nunca te hagan creer lo contrario.

Jisung curvó sus labios hacia arriba unos centímetros, llevando una mano a la de Minho que se mantenía sobre su pierna. Entrelazó sus dedos bajo la mirada interesada y confundida de su profesor, y acarició con su pulgar la suave piel. 

Pero se odiaba por eso, por caer por un hombre ocho años mayor. Por caer por Minho, por su profesor y vecino. Porque por sobre todas las cosas, Lee era inalcanzable; la estabilidad que manejaba era algo que Jisung nunca lograría y sabía que sólo era cuestión de tiempo y errores que Minho se cansara de él.

Todos, tarde o temprano, se cansaban de él.










viernes 26 de marzo, [20:00]
852 palabras 

*pueden dejar acá sus opiniones <3 


PARADISE ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora