¡ seis !

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Jisung odiaba los fines de semana. 

Fin de semana significaba dos días en su casa, sin excusas para poder salir, sin excusas para alejarse de su madre. No sabe cuando fue la última vez que festejó un viernes al salir del colegio, sabiendo que tendría tiempo para él mismo con la posibilidad de hacer cualquier cosa que desease. 

Le gustaba pasar las mañanas con Changbin, y de verdad disfrutaba las clases del colegio. Le gustaba buscar a Seungmin en los recreos y mantenerse ocupado leyendo y haciendo tareas. Jisung adoraba estar fuera de su casa, y si fuese por él, ni siquiera se molestaría por volver a su hogar.

Pero debía esperar a su hermano; aguantaría por él.

La mañana del sábado había salido de su casa temprano, porque un compañero de su curso le había pedido ayuda con unos trabajos a cambio de dinero. Así que fue a su hogar para hacer lo que se le había encargado mientras le servían refrescos y ofrecían galletitas.

Jisung de verdad se había esforzado en la tarea, enfocándose en que todo estuviese perfecto. Había recibido del muchacho una buena paga por haber salvado su trasero —como él mismo lo había llamado— con el extenso trabajo, y Han estaba muy feliz por eso. 

Pensó a futuro y, antes de volver a su casa, pasó por el mini mercado cerca del edificio donde vivía para comprar unas cosas que necesitaba. Gran parte de la paga del trabajo se había ido en unos minutos, pero prefirió eso antes de que su madre lo gastase en alcohol. 

Se bañó al llegar al departamento, tranquilo porque no había visto a su madre en ningún rincón. Quizás, la mujer había salido a beber con sus amigas o a caminar por el parque. A Jisung no le interesaba. 

Tarareaba una canción que Changbin había cantado durante todo el viernes; incluso cuando fueron caminando hacia la casa de Felix rumbo a una cita en la que Jisung sería la tercera rueda, Changbin no hizo silencio. 

¿El nombre de la canción? Jisung no lo sabía, y tampoco le interesaba en demasía, porque era realmente sonsa y no le gustaba. Pero era pegadiza, así que ahí estaba, bañándose mientras una tonta canción se repetía en sus labios una y otra vez.

Oyó a su madre entrar al departamento cuando el sonido de la puerta ser cerrada con brutalidad llegó hacia él. Sabía que estaba molesta, y que ni bien viese su redondeado rostro, le gritaría. Secó su cabello rápidamente y se colocó lo primero que había encontrado en su ropero, una remera blanca bastante más grande que él y un pantalón gris de algodón. Simple, poco atractivo y cómodo. Jisung quería meterse en su cama y dormir. Pero sabía, que debía estar listo para cualquier cosa que su progenitora quisiera.

—¿Jisung?

Tomó aire y lo retuvo en su pecho.

—Sí, mamá. Soy yo.

—¿Compraste para cenar? No tengo dinero.

—La abuela envió dinero hace una semana... —dijo bajito, temiendo la reacción de su madre.

—No uso su dinero.

—¿Ya lo gastaste?

—No lo uso, Jisung —repitió la mujer, su voz sonaba dura.

—¿En qué mierda lo gastaste, mamá? —preguntó un poco más fuerte, odiando la forma de actuar de la mujer que le había dado la vida— No hay forma de que desaparezca todo el dinero de un día a otro.

Su madre se acercó varios metros a él, quedando enfrentados. La diferencia de altura era mínima, pero ella seguía siendo unos centímetros más alta que Jisung.

—¿Hay algún problema con que no use el dinero de esa vieja? ¿Vos vas a decirme cómo tengo que mantener a mi estúpido hijo? —escupió con asco, Jisung pudo notar que apretaba sus puños, quiso llorar — No quiero tenerte, nunca quise tenerte acá —gritó, apuntando con el dedo índice al pecho de su hijo.

PARADISE ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora