¡ quince !

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El sol comenzaba a esconderse en el horizonte cuando Minho frenó el auto en una estación de servicio, bajándose del auto para cargar combustible. Jisung observaba por la ventana la figura de su profesor, se veía tan seguro, tan consciente de lo que hacía que sintió miedo de sí mismo. Él era quien se escapaba, pero de todos modos, Minho se mostraba mucho más seguro respecto a las decisiones que tomar.

—Voy a ir al baño —avisó al salir del auto, recibiendo un asentimiento de parte del mayor y un pedido de que se cuide y que lo esperaría frente a las puertas de dicho lugar.

Jisung se alejó del auto con pasos rápidos, pero en vez de entrar al baño, decidió que necesitaba comprarse una caja de cigarrillos. Tomó un poco del dinero que tenía arrugado en el bolsillo de su pantalón y se lo entregó a la muchacha que atendía, recibiendo la tan anhelada caja de cigarrillos. 

Salió del lugar y antes de hacer cualquier otra cosa, tomó un cigarrillo y lo colocó entre sus labios, prendiéndolo al instante con el encendedor que llevaba en su pantalón. Tardó menos de lo esperado en consumirlo, y antes de poder pensar en otra cosa, tomó otro pequeño cilindro y lo prendió.

Buscó a Minho con la mirada, pero no lo encontró donde estaba antes, ni frente a la puerta de los baños, dónde dijo que estaría. Por eso, al sentir una mano posarse sobre su hombro, le fue imposible evitar el saltito involuntario que realizó. 

—Pensé que estabas en el baño.

Jisung observó el piso.

—Si... No.

—¿Y a dónde fuiste? —quiso saber Minho, entrando nuevamente al auto y siendo seguido por Jisung— ¿Te arrepentiste?

Jisung se colocó el cinturón de seguridad. Suspiró pesado.

—Jisung...

La voz de Minho sonaba como cuando reprendía a sus alumnos durante las clases de baile, imponente, dura y tenebrosa. Por algún motivo que Jisung no quería descubrir, se sentía mal de oírlo hablarle de esa forma.

—Compré cigarrillos. 

—Te dejé sólo cinco minutos y lo primero que vas a hacer es comprar eso —dijo Minho, se notaba perfectamente lo enojado que estaba—. Vamos bien.

—Minho...

—Minho nada, Jisung —lo cortó antes de que pudiese decir algo más—. No vamos a poder lograr nada si seguís haciendo esto.

—¿Esto qué?

—Hacerte daño a vos mismo.

Jisung rodó los ojos.

—¿Por qué querría lograr algo conmigo, de todas formas?

Minho apretó el volante con sus dedos, a la vez que mordía su belfo inferior. Jisung lo observaba expectante y el silencio en el auto no hacía más que empeorar la situación. Han no lloraba por ese tipo de cosas, no lloraba al oír que hacía todo mal o que ya no querían estar con él; pero por alguna razón que creó un revoltijo desagradable en su estómago, se sentía al borde de las lágrimas por haber roto la confianza de Minho en él.

—Perdón. 

Minho lo miró por el rabillo del ojo.

—No tenés que pedirme perdón a mí, no me hiciste nada. 

—Pero...

—Quiero que te ames, Sung. Que estés feliz de existir y de estar haciendo algo para vos. Así sea conmigo, o solo, todo este viaje, es por vos.

PARADISE ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora