Cada tono de tu voz, un irresistible sonido, que solo al proferir mi nombre trazas un pentagrama en mí. ¿Iniciemos una sonata?
Una armoniosa melodía, notas que son tocadas con cada beso, con cada caricia, al compás de un Do al susurrar mi oído.
Cada nota musical se intensifica, esta pieza se prolonga con Re, canto que no puedo evitar, manteniéndome en silencio.
El ritmo se acelera, Mi resuena en nuestros corazones, unísono, se percibe, una suave sinfonía, de aquel concierto entre tus dedos.
Un medio tiempo, el uso de metáforas en aquellas letras, acorde al Fa que asciende, alcanzando a un Sol sostenido de noche.
Matices que continúan en La, mi falta de aire se incrementa, un contratiempo por mi debilidad, un descuido de tu parte.
A coro cantan las mariposas de mi estómago, cuando Si es lo que dicen mis ojos, sonido de piano, cuerdas y percusión, al ritmo del vals de nuestra piel.
Pero el Do ya es parte del réquiem, la clave de sol y fa se han unido, se han fusionado en bella tonada, en exaltante armonía...en música finita.
No sé si realmente deseo que me encarcelen en sus opiniones subjetivas, condicionadas únicamente en lo que yo he decidido que vean de mí, o prefiero abandonarme definitivamente en la libertad del anonimato. Es lo que voy pensando mientras mis pasos van dejando el sonido de las hojas secas, y mientras pienso para existir y para aliviar mi existencia.
Nunca lo sabré sin antes averiguarlo. Es un camino que me lleva a la dicotomía, entre la alegría y a enfrentarme a la vergüenza; a la vergüenza de mí, de que descubran mis letras, aunque en ellas encuentro todo lo que amo. No lo sé, es un camino que me deja entre lo dulce y lo amargo.
Para ser Poeta se precisa valentía, no cualquiera se deja leer cuando alguien lee sus líneas, no cualquiera se atreve a desvelar los secretos de los que a nadie ha hablado, no cualquiera se atreve a amar sin temor de expresarlo; no cualquiera puede ser llamado poeta solo por escribir unas cuantas líneas que riman.
No lo sé, me temo que tendré que averiguarlo. Mis pensamientos están agotados, han entrado en un campo de guerra junto a la compañía de mi alma abatida, con mis brazos cansados de sostener a mis manos que no han parado de escribir. Mi imaginación está en huelga, está harta de imaginar, de crear, mis sueños de soñar y a veces de ser socavados, mis emociones de sentir y que no encuentren más empatía que ser minimizados.
¿Y qué podría hacer yo, sin creerme la hermosa mentira de tener alma de poeta? ¿Cómo podría sobrevivir a la guerra, creer en la efímera existencia del amor, o en su tan soñado para siempre?¿Cómo podría encontrar la valentía de mis miedos, el bálsamo de mis penas, y la libertad de mi imaginación?
Y cómo podría explicar sin todas estas letras, que la poesía es mi verdad, y la verdad me hará libre.
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