Dos, tres, cuatro días... El tiempo pasaba y Robin no había podido encontrar un momento para hablar con Zoro. Nami y ella se habían mantenido en una rutina, se levantaban, desayunaban, limpiaban y se pasaban la tarde jugando en la laptop de la pelinegra, leyendo, maquillándose o simplemente hablando de cosas banales. Sin embargo, a pesar de no haber podido hablar con él, la pelinegra había notado las cosas que el peliverde hacía.
Normalmente siempre se levantaba antes que Nami y se iba sin desayunar, cosa que no le pareció buena. Siempre usaba el mismo tipo de vestimenta: suéteres viejos y pantalones largos, botas, y un par de guantes en los bolsillos. Se hizo una nota mental, tenía que preguntarle a Nami lo que hacía en su trabajo. Le pareció algo raro este tipo de vestuario, en el verano solía hacer bastante calor, y a Zoro siempre le habían gustado las bermudas y camisetas sencillas, sabía que si iba a trabajar necesitaba usar jeans largos, pero él no solía usar suéter ni siquiera bajo el aire acondicionado.
También notó que salía por las noches, cuando Nami no se daba cuenta. No solía tardar demasiado, siempre era 1 hora como mucho, pero a esa hora se ponía una gorra y un abrigo de capucha, y todo el vestuario era negro. Usaba guantes también. No sabía si él había notado que ella estaba despierta, pero tampoco consideraba que confrontarlo de noche daría buenos resultados, así que no dijo nada. Finalmente, un viernes, la comida se acabó y la pelinegra decidió que era el momento de ir a hacer compras al supermercado. Se encargaría de hacer dos o tres cambios, esperaba convertirse en una buena influencia para el hombre.
—Nami, date un baño, vamos al supermercado.
— ¿Vamos a salir? ¡Sí! Tengo mucho sin ir afuera.
— ¿No vas ni siquiera al supermercado?
—No, Zoro siempre anda de paranoico, hace las compras él mismo.
— ¿Me estás diciendo que no te deja salir? Tienes 20 años, Nami, eres una adulta. ¿Qué diablos le pasa?
—Eso es lo que quiero saber yo, está demasiado nervioso. No sé si tiene que ver con los asesinatos que han sonado recientemente, aunque no han matado mujeres.
— ¿Asesinatos?
—Así es. Hace unos meses encontraron a un hombre totalmente desmembrado y a otro cuya cabeza fue clavada en una estaca a la entrada del vecindario, ambos con mensajes de advertencia.
—Eso es grave, pero, ¿realmente estás en peligro? Suena como si tuviera que ver con crimen organizado.
—Exacto, es por eso que me hastía su paranoia, yo ni siquiera salgo de noche. Usualmente no me importaba tanto porque podía salir a la escuela y solía escaparme una que otra vez en la tarde con los chicos, pero ahora que estoy de vacaciones me aburro. No has podido hablar con él, ¿verdad?
—Aún no. Honestamente, no sé cómo abordarlo. Date prisa, yo ya estoy lista.
Las chicas hicieron algunas compras y Robin aprovechó para comprar cosas que a Zoro normalmente le gustaban para comer.
—Robin, ¿De dónde estás sacando tanto dinero?
—Recibo un incentivo del gobierno para mi comida y libros de la universidad. Normalmente siempre los busco usados y me ahorro bastante al comer en la cafetería comunitaria, y aparte de ello he tenido algunos trabajos de medio tiempo, así que pude guardar algo de dinero para este viaje. Será suficiente para comprar comida estos dos meses.
— ¿Te quedará algo para cuando te vayas?
—Sí, descuida. Tengo todo controlado.
— ¿Todo esto es para Zoro?
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Ruleta Rusa
FanfictionRobin vuelve de vacaciones a Villa Foosha luego de su primer año de universidad, buscando un poco de paz y tiempo de calidad con la pelirroja y sus demás amigos luego de muchas clases, trabajo, y un novio intenso por el cual no siente nada. Sin emb...