Rachel contempla el dibujo que ha hecho mientras escucha More than a feeling de Boston. Sonríe ante el resultado. Sí, es un buen retrato de su hermano pequeño Aidan. El pequeño del dibujo sonríe dejando ver sus pequeños dientes de leche y los hoyuelos que Rachel tanto adora. La puerta de su habitación se abre y aparece su madre.
-Rachel, ¿quieres hacer el favor de bajar el volumen de la música?
La joven pone los ojos en blanco y se levanta para cumplir la orden de su madre. La mujer asiente y se marcha por la puerta.
-De nada...-responde Rachel mientras vuelve a sentarse.
Esta tarde ha quedado con Chelsea, su mejor amiga, para dar un paseo por el centro de la ciudad. Mañana empiezan las clases y deben mentalizarse. Se levanta de la silla tras cerrar su cuaderno de dibujos y se mira al espejo. Remueve su pelo pelirrojo y deja sus rizos al aire. Lleva una camiseta verde de manga corta y unos pantalones cortos. Se calza unas zapatillas verdes y coge su pequeña mochila. Sale de la habitación y, tras besar a Aidan en la cabeza, abre la puerta.
-¡Me voy con Chelsea, hasta luego!-coge las llaves de casa y cierra la puerta.
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Marcus sale de su entrenamiento de judo y camina hacia casa. Está realmente agotado y sólo quiere descansar. Mañana va a empezar un curso nuevo en un instituto nuevo. Y esa idea le pone nervioso. Nuevas personas. Nuevos aires. Nuevas asignaturas. Nueva vida.
El trabajo de su padre siempre exigía repentinos cambios de hogar. Marcus ya estaba acostumbrado a eso, pues cada dos años solían mudarse. Y lo que supone eso. Dejar atrás amigos, casa, rutina y a veces, novia.
Ha pasado todo el verano en su nueva casa, se ha apuntado a judo y se ha inscrito en el Instituto Westlife. Todavía no ha hecho amigos, y es que conforme se hace mayor, más le cuestan estas cosas.
Sus padres no están en casa cuando llega y decide prepararse la mochila para mañana al ritmo de Can't keep my hands off you de Simple Plan, su grupo favorito. Krusty, su gato, se sube a la cama para observarle.
Sí. Mañana será un día largo y duro.
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Cuando Rachel llega al parque, una chica de pelo liso y castaña le espera sentada en el banco. Sus ojos verdes miran algo molestos a la pelirroja.
-Ya era hora de que vinieras, Rach-empieza Chelsea algo enfadada. Y es normal, Rachel siempre tiene la costumbre de llegar tarde a los sitios.
-Lo siento. Tenía que ir a comprar tabaco y me he entretenido...-se disculpa mientras se enciende un cigarro.
-¿Por qué has empezado el hábito de fumar? Tienes 17 años, Rachel, por favor...-suspira su amiga.
-Me ayuda a concentrarme y olvidarme de todo-responde mientras da una calada el cigarro.
Chelsea suspira rendida y Rachel se sienta junto a su amiga.
-¿Ya has preparado tu mochila y los libros? Este va a ser nuestro penúltimo curso en el instituto-comenta Chelsea.
-No. La verdad es que pensaba hacerlo esta noche. No tengo tantas ganas como tú...-confiesa la pelirroja. –No soporto la idea de volver a clase, y mucho menos tener que verle el careto a Jason. Todavía no entiendo por qué acepté salir con él...-le da otra calada al cigarro.
-¿Porque es el capitán del equipo de rugby y te ayuda a escalar socialmente en el instituto?-pregunta Chelsea burlona.
-Cheli, sabes que escalar socialmente en el instituto me da absolutamente igual. Salía con él porque necesitaba sentirme querida por un chico y porque teníamos buen sexo. Eso es todo. Pero eso no quita que sea un cabrón obsesivo y chulo que se cree superior a todos.
-Algún día llegará ese chico, Rachel-le consuela la castaña. Rachel apaga el cigarro y lo lanza contra el suelo. Está cansada de esperar.
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DIFERENTES (En edición)
FantasyMiles de años atrás, la Tierra estuvo poblada por cinco razas. Raza Pyros. Raza Hydra. Raza Gea. Raza Psycho. Raza Lumos. En el presente, ¿quedará algo de eso?... Rachel es una joven normal, con una vida normal y unos amigos normales. Al menos...