DIFERENTES (En edición)

Capítulo 9

Michael entra al vestuario empapado en sudor. Después de que Rachel se marchara de la enfermería enfadada con él, había tomado la decisión de ir a entrenar en solitario, al menos a intentarlo.

Y es que el deporte era lo único que le despejaba la mente de los problemas, de Rachel. Pero esta vez, ni el deporte ayudaba.

Siempre ha estado enganchado a Rachel. Desde el primer día de instituto. La recuerda perfectamente. Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes azul cielo de Ramones. Fue instantáneo. No pudo quitarle los ojos de encima. No podía dejar de mirar su pelo, recogido en una coleta, de la que caían rizos, no podía dejar de mirar sus ojos, su boca, su cuerpo.

Uno de los momentos que peor lo pasó fue cuando Jason le contó que estaba empezando a salir con ella. A pesar de ser su mejor amigo, odiaba a Jason. No soportaba la idea de que estuviera con Rachel, de que la tocara, de que la besara o la sintiera.

Y lo que más le escocía era verlos juntos, después de haber visto a Jason enrollándose con otras chicas en los vestuarios. Rachel no se merecía esto. Ella podía aspirar a algo mejor. Le mataba el hecho de fingir y no contarle lo que realmente pasaba con Jason.

Siempre recordará aquella noche, el curso pasado, en una fiesta del instituto. Rachel, bastante borracha, vio a Jason tirándose a otra chica en el vestuario. La pelirroja empezó a golpear las taquillas y abofeteó al rubio, después de haberle dedicado unas palabras bastante desagradables a la chica con la que le estaba poniendo los cuernos. Michael entró al oír los gritos y cargó con Rachel mientras Jason se quitaba la sangre del labio, provocada por el impacto. Recordará ese momento en el que sacó a Rachel del instituto y se la llevó a un descampado. Recordará las lágrimas cayendo por su pequeño rostro. Sus gritos maldiciendo a su amigo. Diciendo que odiaba su vida.

Recordará acariciar la cara de Rachel, que empezaba a marearse y balbuceaba. Enjugaba sus lágrimas mientras la chica temblaba. La rodeó con cuidado y la atrajo contra sí. Le besó la frente, la mejilla. Y se encontró frente a ella. A escasos centímetros de su cara. Su aliento olía a ginebra y ella seguía estando borracha. Sabía que estaba mal lo que quería hacer, pero llevaba demasiado tiempo deseando tenerla tan cerca. Empezó a acercar su boca a la suya, lentamente. La joven dejó de llorar y empezó a acercar su boca a la del joven.

Sus labios chocaron y él sintió escalofríos. Su lengua empezó a enredarse con la de Rachel, que agarraba la nuca del joven. La deseaba tanto...

Pero ella estaba borracha. Seguramente si hubiera estado en su sano juicio no le hubiera permitido eso y le habría abofeteado. La culpabilidad empezó a inundar la cabeza del joven, que se separó de la pelirroja y, con cuidado, la ayudó a ponerse en pie y la acompañó hasta su casa.

Michael cierra la taquilla de un portazo. Siempre que se acuerda de eso empieza a sentirse mal. Odia recordar eso y que ella al día siguiente no recordara nada de eso. Su relación seguía siendo la misma. Rachel dejó a Jason de mala manera y acabó el instituto. Fin.

Y ahora, ella sigue sin recordarlo.

El joven se ducha con una rabia interna y, cuando termina de cambiarse la ropa, se acerca al espejo y se lava la cara de nuevo. Está acalorado. ¿Por qué tiene que estar sintiendo por alguien que no le corresponde?

Golpea el lavabo con rabia y la luz de los focos empieza a parpadear. Repetidas veces. Se mira al espejo. Se ve tan patético detrás de ella. Rachel, que parece que ya ha encontrado a otro chico, el tal Marcus ese. La luz continúa parpadeando. Que lo besó en la fiesta. Los focos empiezan a hacer ruido. Que parece mejor que él. Empieza a oler a quemado. Que posiblemente ya la haya tenido en sus brazos y la haya sentido.