MAKE ME FEEL SICK - SakuAtsu. Haikyuu!!

Make me feel like you.

Si a cualquier persona al azar le preguntasen ahora mismo, cuál era la mayor diferencia que veían entre Atsumu y Sakusa, es que el primero parecía estar caminando entre nubes de felicidad cual novia al altar, mientras que el otro parecía preparado que poner el primer pie en la tumba y que lo cargasen a su funeral.

Para Atsumu, aquello era una cita en el parque. Para Kiyoomi era estar a punto de desvelarse como la persona más terrible, despreciable, odiable y repugnante que había pisado la tierra. Se sentía como un psicópata asesino de cachorros que ahora mismo le tomaba la patita a su víctima.

Iba a matar toda la ingenuidad y amor puro que Atsumu le dedicaba apenas le dijese la verdad. Viese por donde lo viese no existía manera de ablandar la noticia ni de evitarle que fuese a sentirse mal con ella, sobre todo cuando sus sentimientos aún no eran claros.

¿Por qué le estaba pesando tanto? Más de una vez Komori lo regañó porque era demasiado directo y frío para decirle cosas crueles a la gente en la cara. Para él ni siquiera eran "cosas crueles" sólo era la verdad y, pues mal para quienes no la soportase, pero con el tonto de Atsumu y su aura que gritaba "amor, amor, amor", todo se sentía mil veces más difícil.

-Omi, desde hace rato tienes esa cara de querer morirte ¿en serio es tan grave lo tienes que decirme? -rompió finalmente el silencio entre ambos.

Kiyoomi tuvo que alejarse un poco al tener su rostro y ojos llenos de curiosidad tan cerca.

-La verdad, sí...

-Hum ¿y sí primero hacemos algo para que dejes de parecer que en cualquier momento te dará un paro cardiaco? -expandió la mirada-, porque juro que me estás poniendo nervioso hasta a mí -zarandeó sus manos, intentando darle ánimos- ¡Estamos en un parque, nada es feo en un parque!

-Sí, excepto por las hormigas, los bichos, las personas que dejan la basura por fuera de la papelera, que estamos en un lugar abierto a 10 grados, las aves que creen que nuestras cabezas son sus baños... -Su aura se volvía más espesa y voz irritada-, el constante pensamiento de que el calentamiento global y el cambio climático provocado por la contaminación humana acabará un día de estos con el mundo, pero la sociedad sigue ocultándolo en plan "hey, tenemos autos por una carretera gigante soltando monóxido de carbono a la atmósfera, pero si cruzas la calle tienes una bonita área con césped... "

Cuando volteó se dio cuenta que Atsumu ni siquiera estaba a su lado. Se había recostado del borde del terraplén para luego rodar cuesta abajo por la grama entre risas.

-¡Omi, esto es muy divertido! -gritó, removiéndose entre la grama como un tierno animal silvestre.

-...¿Escuchaste siquiera algo de lo que te dije? -reclamó desde arriba, mirándolo con una amenazante incredulidad.

-Me aburrí cuando ibas por "basura" y me puse a pensar que no rodaba por la grama desde niño y me dieron ganas.

Sakusa suspiró. Fue todo el camino terraplén abajo hasta llegar donde Atsumu y extenderle la mano para que se levantara de ahí.

-Omi, ¿no te queda nada de tu niño interior? -preguntó con una mueca- Únete y juega un poco conmigo aquí. Como ya te dije, parece que vas a morirte de un paro cardiaco y eso es muy estilo viejo amargado.

-Mi idea de "diversión" cuando niño no era arrastrarme por la grama.

-¿Eh? ¿No lo hiciste ni una sola vez? -preguntó desconcertado.

-No.

-¿Por qué?

Atsumu notó la manera en que apartó la mirada. El tono de voz de Kiyoomi usualmente era plano, pero notó una pizca de melancolía en su respuesta.