Sakusa Kiyoomi creyó jamás haberse enamorado antes...
Bien la tristeza podría considerarse como una capa de suciedad que te impedía ver las cosas más hermosas que alguna vez albergaron tu memoria. Incluso recuerdos de la infancia tan puros e inocentes como el de aquella tarde de verano, en la cual sintiéndose inseguro a simplemente salir al patio de la casa de su primo encontró algo que lo hizo sentir feliz.
-Komori... ¿estás seguro que esto no es peligroso? -preguntó. La mitad del cuerpo aún resguardado en la casa, con miedo al exterior.
-¡Vamos, Kiyoomi! Dijiste que querías probarlo. El balón está limpio y ya me lavé las manos, no te preocupes -gritó, animándole.
Aún sin sentirse seguro recordó haber dado aquel paso afuera que cambió su vida para siempre. Siempre atesoró aquella visión del balón en el aire cubriendo el sol y la luz iluminando su cara haciéndole sonreír con autentica felicidad. Jugar, como muy pocas veces se lo permitía.
Y mientras escuchaba los gritos de Komori celebrando lo divertido que era y llenándolo de halagos, él solo se quedó observando sus manos con un pequeño sonrojo en sus mejillas y un sentimiento nuevo cuyo nombre no sabía, pero le había agradado lo suficiente para querer repetirlo.
-Oye, oye, Kiyo ¿a qué quieres que juguemos hoy?
¿Por qué habrá sido que cuando Komori preguntó aquello sintió vergüenza y calor por toda su cara? Cuando no era más que una pregunta inocente entre dos niños viéndose las caras luego de merendar, y su respuesta era igual de inocente.
-Komori... -Se encogió de hombros, nervioso, buscó esconder la mitad del rostro bajo la mesa- Crees que hoy... sabes... ¿podríamos salir a jugar... voleibol?
Y le llenaba el corazón encontrarse con esa amplia sonrisa para después salir ambos corriendo con el balón bajo el brazo calle abajo a un lugar donde no se sintiese expuesto para jugar.
-Motoya... -Se atrevió a decir, dándose cuenta que en días como esos por alguna razón las tardes le parecían más brillantes- Creo que me gusta lo suficiente jugar voleibol como para siempre querer salir de mi habitación... -confesó con una tímida sonrisa.
El castaño le sonrió de vuelta.
-Suena como amor. Amas el voleibol, Kiyoomi.
Esas palabras simplemente le hacían quedarse mirando al cielo, preguntándose cosas a esa corta edad demasiado profundas como:
"...Si amo algo...¿eso significa que soy normal?"
Si tan sólo algo le hiciese revivir el sentimiento.
❤💊💔
Cuando Komori abrió la puerta del departamento lo que menos esperó fue encontrarse a Atsumu frente a frente. Miró con incredulidad su figura cansada, respirando con pesadez al apoyarse del marco de la puerta, limpiando una gota de sudor que resbaló por su rostro.
-¡¿Atsumu!? -reaccionó- ¡¿Qu...Có...cómo llegaste aquí?!
-Tren... dhá.
-¡Sí, pero me refiero a la casa de Kiyoomi!
-Eso es lo de menos -Se enderezó, recobrando la compostura y hablando con seriedad- ¿Dónde está él?
-Está en su habitación, pero...
No pudo continuar, el rubio pasó por su lado sin esperar más explicaciones en busca de la habitación.
A Atsumu no le fue difícil adivinar. En aquel pasillo oscuro podía sentirse la pesadez que irradiaba la última puerta cerrada al fondo, ni siquiera podías ver luz por el umbral, sólo las motas de polvo flotando alrededor.
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MAKE ME FEEL SICK - SakuAtsu. Haikyuu!!
FanficEl primer beso de Sakusa Kiyoomi resultó ser apartado en una fiesta revuelta de gente compartiendo sus bacterias, en una habitación desconocida que Dios sabría cuántos gérmenes tenía, con un chico que estaba ardiendo en fiebre y conocía de hace quin...