Capitulo 12

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Estúpida

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Estúpida... así me siento. Soy una estúpida. Caer en un juego placentero con mi jefe alguien quien tiene una relación y se metió conmigo. Se aprovecho de mí, no del todo porque yo deje que sucediera y eso me molesta aún más. Es un maldito mal nacido.

Es hora del almuerzo y primero corro al baño para encerrarme y permitirme respirar digiriendo lo que acaba de ocurrir. No debería afectarme, solo fue sexo. Besos húmedos y toqueteos. Sabía que esto estaba mal ¡Lo sabía maldita sea! Golpe la puerta del cubículo. No debería estar sintiendo esto, sea lo que sea que estaba comenzando a sentir por mi jefe tiene que desaparecer. Solo permití ser débil y que el me lastimé.

Recupere mi compostura, respire hondo no dejando que la humedad en mis ojos cayera en lágrimas. Con una servilleta los seque cuando recupere mi respiración normal forme una sonrisa viendo al espejo.

No soy débil, y si lo soy... pues los demás no lo verán.

Sali tome mis cosas y mande un mensaje de texto a Noah para que esta vez si pudiéramos hablar y tomar un café esta tarde pero no tuve ninguna maldita respuesta de él, solo vio el mensaje.

Acelero cuando identifique a Bryan a unos cuantos pasos. Ambos caminamos a nuestro restaurante, le pregunte si sabía algo de Noah y tampoco sabía. Eso me frustro más.

Almorzando Bryan recibía muchos mensajes y lo veía sonreír a lo que sonreí también, es el Frances. No quiso darme detalle hasta que se sintiera listo para contarme y lo respete. Seguíamos comiendo tranquilos cuando en un recibe un mensaje y me preocupa su expresión por la respuesta.

—¿Pasa algo? — pregunte a lo que el guardo su celular, y me sonrió.

—No, nada baby — como no me iba a contar nada en este momento decidí no preguntar nada más.

Luego del almuerzo quería pasar por un cappuccino a la cafetería, pero Bryan no me dejo, dijo que ya era tarde para eso, pero según mi reloj aún faltaban veinte minutos de almuerzo. Me apresuro y dijo que tenía que ir por unas carpetas a su auto y que me adelantara. Rodé los ojos, el siempre suele ser algo distraído.

Caminé devuelta a la empresa con un nudo en la garganta que luego fue remplazado por sorpresa cuando vi a Noah afuera con unos capuchinos en sus manos y cuando me vio sonrió y me ofreció uno. Corrí hacia a él y lo abracé.

—Que me vas hacer botar una bebida caliente en mi chaqueta — se queja, pero eso no quita mi alegría y se lo demuestro mirándolo con una sonrisa —Es hora de hablar preciosa.

Caminamos hasta la cafetería donde ya casi no había muchas personas y nos dejaría hablar más tranquilamente. Me siento frente l mesa y con el frente mío. Y fue lo primero que se me vino a la cabeza, la curiosidad me gano así que se lo preguntar.

—Y la chica de esta mañana... ¿Qué con ella? — pregunte con picardía y a él se le salió una pequeña carcajada.

—Con ella... nada

Pasión IrresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora