Bryan y yo nos miramos confundidos, resulta muy extraño que él se haya ido de esa manera. Pero no hablamos de ello, en cambio Bryan estaba más preocupado por mí.
—¿Tomaste algo?
—No
—¿Tienes diarrea?
—Bryan estamos comiendo.
—Yo ya terminé
—Yo no — se nota desde donde estoy que el desesperado por ya irse.
—Vamos al hospital
—Sigo con mi comida.
—Pues vamos cuando termines, así que apúrate mujer — termine mi comida y no con el mejor animo con este niño apurándome. Tomo la tarjeta y evitando pensar de quien es.
—¿Baby? — volteo a verlo ya con mi tarro de paciencia quedando si mucho suplemento.
—¿Ya te vino la regla?
¿mi menstruación? ¡mi menstruación! Hoy es 22 ¿verdad? ¡Me cago en la menstruación!
—Llevo dos días de retraso — me digo a mí misma, pero en voz alta. Atónito recibo devuelta la tarjeta de crédito.
—¿Dos días dijiste? — asiento.
—Vamos a comprar una prueba — su mano tomo la mía y comenzó a arrastrarme.
—¿¡Una prueba!?
—Si
En el camino, en la farmacia, en la puerta de mi casa, en mi baño cada maldito minuto era yo consumida en mi mente pensando que eso no podía ser posible, no puedo tener un hijo en estos momentos de mi vida, aun no estoy lista ni físicamente ni mentalmente para ser una madre. No aún. Otra de tantas preguntas es el padre, Andrés ¿Cómo lo tomaría? ¿se haría cargo? Supongo si es responsable y tiene los recursos ¿me querrá a mi como la madre de su hijo? Ni siquiera estoy segura aun me quiere para una relación estable y aun me así me lo folle. Maldigo a mi lado caliente y a él por ser tan malditamente caliente.
—¿Qué dice? — la voz de Bryan me hace volver a mi mundo presente. Miro la prueba en mi mano y hay solo una línea, de cierta forma eso no me hace sentir del todo aliviada.
—Negativo
Tiro la prueba al basurero y voy por mi bolso.
—¿Qué haces?
—Vamos al hospital.
—¿Por qué el hospital?
—Quiero estar segura.
Una vez en el hospital, mi mente aun no me dejaba en paz mientras se realizaba todo el proceso, apenas me di cuenta cuanto tomaron la prueba de sangre. Veo a mi mejor amigo sentado al lado de la camilla en la que estoy recostada, el mueve su pierna de madera repetitiva y veloz chocando la parte trasera de su tenis contra el suelo. Él no es el único nervioso.
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Pasión Irresistible
Storie d'amoreFrancia López secretaria en una de las más grandes empresas de New York. Desde el momento en que Andrés Rojas su nuevo jefe posa los ojos en ella su mundo comienza a tabalearse. Tensión sexual Atracción inevitable Ambos comparten una pasión irres...