Capitulo 17

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Era como beber un trago de agua fría cuando te estas muriendo te sed

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Era como beber un trago de agua fría cuando te estas muriendo te sed. Un alivio, un respiro saber que entre Bryan y yo las cosas volvían en un buen camino. Él es simplemente alguien indispensable para mí, quien alegra mi vida y le da luz. No se puede perder esas personas si puedes evitarlo, para este mundo de mierda personas que la iluminan valen oro.

Volviendo a la rutina, empieza de nuevo la semana y el trabajo. Lo primero que hago al llegar es dejar el café de mi jefe en su oficina y luego me dirijo al lugar de trabajo de Bryan para verlo, el muy terco no quiso seguir en cama como aconsejo el médico. Lo veo sentado en su escritorio luchando por teclear con una sola mano, la otra con el yeso.

—Toc toc — saludo dándole un beso en su mejilla.

—Buen día baby — me sonríe.

—¿Cómo va ese brazo? Solo tuviste dos días de reposo ¿tomaste tus medicamentos?

—Si mama, si vienes a hacer de enfermera por lo menos vístete como tal y modélame — iba a insultarlo.

—Pagaría por ver eso — Noah entra con su usual chaqueta de cuero y sonriente, pero su mochila y los documentos en sus manos llamaron mi atención —hago que me golpeen por verte asi incluso.

Lo miro seria.

—Nada de eso, no quiero ver a nadie más en un hospital

—Ya esta bien hermosa, pero no se enoje — me hace un puchero y sin evitarlo le vuelvo a sonreír.

—¿A dónde vas? — pregunta Bryan notando también lo que el lleva.

—Tengo un viaje de trabajo, ¡A Madrid! no me verán por unos días y vine a despedirme.

Mas días sin verlo.

—Ven abrázame compadre, cuidado el brazo — Bryan se levanta para abrazarlo y luego me ve a mí.

—Tu dame un beso hermosa — señala su boca y rio. Me acerco lo rodeo con mis brazos y le doy un beso en la mejilla. Nos sonrió a ambos y comenzó a caminar.

—No sufran mucho por mi.

Bryan y yo al mismo tiempo le enseñamos el dedo de corazón con una sonrisa.

Vuelvo a mi escritorio. Al encender mi computador el sonido del asesor produce que voltee a ver, el silencia se apodera del lugar y del ascensor sale nuestro jefe viendo algo en el celular. Lo guarda y se encamina a su escritorio, pero cuando pasa justo enfrente frio me voltea a ver y me sonríe lo que provoca que me sonroje.

Entonces me percato los susurros que inician una vez el entra a su oficina. Varias personas me quedan viendo, distintas formas de verme, sorprendida, con enojo, de reproche. No sé cómo debería de tomar esas miradas. Lo que me limito hacer es ignorarlas y volver a mi trabajo.

Trabajo, trabajo, trabajo y más trabajo. De una forma ya me acostumbré y llevo un ritmo en cumplir la difícil tarea de hacer informes, llamadas, llevar controlado la mayor parte de la empresa más lo extra que mi jefe necesite.

Pasión IrresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora