Capitulo 14

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Todo en este hombre me confunde y me atrae por alguna razón

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Todo en este hombre me confunde y me atrae por alguna razón. Es todo un desorden irresistible, pero yo ya tengo mi desorden propio para meter uno más.

—No logro comprenderlo señor — finjo fijarme en la hora, aún faltan media hora para la hora de salida oficial, pero necesito alejarme ahora mismo —si me permite necesito salir un poco temprano.

—¿Por qué? — su voz se vuelve suave pero grave, demuestra superioridad como todo el.

—Algo personal jefe — apago mi computador y tomo mi bolso, me levanto y él se apresura a colocarse a mi lado. Ya no parece para nada preocupado como al principio. Ahora se le ve decido. Intento sostener una sonrisa y despedirme, pero él no parece querer dejar que me vaya.

—Ven a cenar conmigo — demanda.

Mis ojos y los de él se encuentran, sus ojos a pesar que son cafés claros atrapan con su forma de mirar. Su rostro está muy cerca del mío y su mano sostiene mi brazo con sutileza, pero demandante. Se que quiere que me quede, tal vez para hablar o para meterse en mis piernas.

—¿Ahora? — pregunto aun manteniendo nuestros ojos conectados, aunque eso provoque cosquillas y muchos nervios no lo dejare notarlos.

—Ahora — su voz es ronca al decir la orden. Este hombre hasta con la voz atrae. Es una maldita atracción irresistible que emana en cada uno de sus poros, hasta su olor es tan delicioso y seductivo.

Detengo a mis hormonas y uso mi cabeza, recuerdo como hace minutos habla con Bryan y lo que me dijo. Por la boca muere el pez es cierto, pero yo también aprenderé de mis errores. Lo que paso no debía haber pasado, solo soy su secretaria y el mi jefe.

—Lo siento señor Andrés, pero no puedo, que tenga una buena tarde — me salgo sutilmente de su agarre, veo que una chica parecía ver nuestra escena, la recuerdo como una de las pasantes nuevas, pero se apresura a disimular que veía a otro lado.

Pensaría que él ya tiene la idea que ya no puede meterse conmigo. Pero esa idea se la paso por el culo porque no quiere dejarme en paz por alguna razón.

Es un nuevo día en la empresa, todavía siento una carga en los hombros por problemas personales que resolver, pero haber salido temprano del trabajo ayer me permitió despegar la mente y no querer matar al primero que se me cruzara.

Mi jefe decide llamarme a su oficina, sé que se aproxima una situación incómoda resolver, pero camino con pasos fijos a él.

—¿Cómo amaneció el día de hoy señorita Francia? — desde lejos noto que su ego y superioridad está a su esplendor.

—Muy bien ¿y usted señor? — contestó neutral.

—Genial — tiene su mano sosteniendo su mentón, mirando directo a mí y tiene de esas miradas que son tan determinadas y se ven increíblemente sexis —¿Cómo se siente para almorzar conmigo hoy?

Pasión IrresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora