Cuando Thor salió de su largo y relajante baño, secándose el cabello con una toalla, estaba pensando esa noche, si de casualidad Loki estaba en sus recámaras, pedirle un masaje. Tenía una molestia en la parte derecha de la espalda, no era grave, tampoco muy dolorosa, pero una molestia al fin y al cabo; Thor asumía que debió hacer un mal movimiento el día anterior entrenando con Volstagg, seguramente ese momento en que se distrajo mirando a Loki y su amigo aprovechó para hacerlo caer.
Thor sonrió. Era raro ver a Loki sin el príncipe Fjolner desde que había llegado. A decir verdad, era raro ver a Loki en lo absoluto, desde que sus horarios habían cambiado tanto. Pero esa tarde, mientras Thor entrenaba, Loki había entrado ahí. A verlo, era obvio, no tenía nada más que hacer ahí; sus entrenamientos eran mucho más temprano. A Thor el corazón le dio un solo salto al notar su presencia, tan vasta, gigante, capaz de abarcar la atención de un salón entero nada más con la curvatura de una de sus sonrisas más sencillas. Thor no pudo evitar distraerse, y dos segundos después ya estaba en el piso, pero la carcajada discreta que le siguió hizo que su ridículo valiera la pena.
Mientras Thor se secaba el sudor con una toalla, y Volstagg guardaba las espadas en el almacén, Loki se fue acercando a él poco a poco, ambas manos a sus espaldas y una sonrisa burlona en sus labios.
—Ah, hermano, ¿ahora ves por qué me conviene entrenar con Balder? —comenzó a hablar Loki, con su voz de terciopelo—; me temo que el dios del trueno va perdiendo su toque.
—Así parece —concordó Thor, siguiéndole la corriente para luego despedirse de Volstagg, que saliendo del almacén se despidió de ellos con la mano—, aunque no creo que sea justo juzgarme; ¿qué se supone que hagan mis ojos cuando lo más precioso en todo el universo hace su presencia? Es tu culpa, no la mía —y dicho eso, con una mano Thor lo tomó del cuello para darle un beso en la boca.
—Estás loco —susurró Loki riéndose, mirando a todos lados después del breve contacto de sus labios—, cualquiera podría vernos —continuó, y en respuesta Thor le dio otro beso, uno más apasionado y asfixiante.
Ante el primer jadeo entrecortado Thor no aguantó más, tomó a Loki de la mano y lo llevó consigo hacia el almacén, donde se arrodilló frente a él y lo tomó en su boca, acelerado por la adrenalina y la simple presencia de su hermano. Y ahí, de rodillas, con sus ojos azules fijos en los verdes de Loki que no se despegaban de él un solo segundo, mientras éste acariciaba su rubio cabello, Thor lo llevó al límite del placer, sosteniéndolo fuertemente de las caderas, tragándose absolutamente todo lo que tenía para ofrecer.
Tan ensimismado estaba recordando la tarde anterior que recién se percató que alguien más estaba en su habitación hasta le escuchó exhalar con sorpresa.
—¡Su alteza! —exclamó Revna, que traía consigo un carrito con artículos para la limpieza— Qué vergüenza, por lo general está usted a estas horas aún entrenando. Discúlpeme, por favor, me retiraré y volveré más tarde.
—Está bien, no te preocupes —contestó Thor sonriendo—. Quédate y haz lo que tengas que hacer, igualmente estoy por salir, así que me visto y me voy.
—¿Está seguro?
—Sí, no hay problema —insistió Thor, sentándose en su cama para seguir secando su cabello con la toalla—. ¿Y cómo te va trabajando en el palacio? —le preguntó, entablando una agradable conversación, aunque desde donde estaba sentado no podía realmente verla.
—Muy bien, su alteza —respondió ella efusivamente, comenzando a acomodar el tocador de Thor—, estoy tan feliz de estar aquí, Asgard es muchísimo más hermosa de lo que me habían contado. La gente es tan amable, el clima tan agradable, y el palacio es impresionante.
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Siempre, siempre
FanfikceEsa mañana, cuando Loki despertó solo en su cama, sintió que una gran verdad finalmente le había sido revelada. Durante años, el menor de la casa de Odín, había creído tener la delantera ante quienes parecían competir con él por el amor y la atenció...