Perro del Infierno

Cap. - 01 - Negro

- (¿dónde...estoy...?, ¿Qué es este lugar?, no puedo ver nada por más que muevo los ojos, es un negro absoluto en todas direcciones, siento mi cuerpo demasiado pesado... creo que podría moverme un poco... pero mis extremidades no responden, puedo escuchar a lo lejos gritos de dolor qué van desapareciendo en esta oscuridad, hace frio... es una sensación rara como estar debajo del agua pero no siento que me esté ahogando, de hecho, no puedo sentir mi propia respiración... ¿habré muerto?, no me sorprendería después de lo que esa mujer nos hizo... odio esto... no fue mi culpa haber nacido, traté de defenderme desde qué quemaron la madriguera, cada vez en una jaula diferente, siempre pensando alguna forma de poder vivir un día más, pero, ¿acaso está mal querer un poco de paz en éste maldito mundo?, no es que me queje, si tendré un poco de paz ahora que voy a morir... aunque no sea mi decisión el llegar hasta aquí...¡aaa, maldición!, no quiero esto... ¡no quiero!, no quiero morir, no aquí, ¡no pienso morir aún, no lo hare... no lo voy a hacer!).

Una pequeña mano toca delicadamente su espalda, sintiendo una calidez muy reconfortante comenzó a calmarse.

-Intenta tardar un poco más en venir la próxima vez que me visites ¿de acuerdo perrito? -una voz muy dulce y leve se dirigía a él-

- ¡aaa!

Su cuerpo fue empujado con suavidad desde la espalda hacia adelante, para luego sentir un gran eh intenso dolor que fue recorriendo cada centímetro de su cuerpo, despertando sus sentidos lentamente.

- (¿p-pero que... quién fue... donde estoy ahora...? *puag* ¡qué asco!, es como el sabor de ese horrible bozal metálico, pero esto es aún peor... no, espera... esto no es metal... es sangre... ¿qué es lo que está pasando ahora? *snif, snif*, este olor... ¡la sangre es de esa maldita!, ¡¿Dónde está?!, aun no recupero la vista del todo, ¡pero puedo olerla estoy seguro de eso!).

Lentamente su vista comenzó a volver, logrando reconocer una silueta humana a unos metros, intentó acercarse a ella.

- (Es ella, ¡es ella, estoy seguro!, no escaparas... no dejaré que le hagas esto a nadie más, la mataré, voy a matarla... la... mata...)

Sintiendo un gran peso sobre el cuerpo quelo empujaba hacia abajo, se desplomó en el suelo perdiendo la conciencia sinsaber que ocurría.