Tras haber estado inconsciente por cuatro días seguidos la mujer despertó aún bastante débil, el pequeño escarabajo estuvo cuidando de ella mientras dormía trayendo unos pequeños frutos rojos que crecían en el bosque fuera de la torre para que la mujer comiera, teniendo un sabor dulce los frutos restauraron rápidamente las fuerzas de la mujer en cama.
- *ñam, ñam*, te lo agradezco Raúl, *gulp*, dime, ¿algún progreso?
- Le informaré madame -dijo el pequeño escarabajo, -el agujero hacia el exterior que abrió el enjambre fue sellado por completo, por otra parte, los esfuerzos por abrir la puerta siguen sin dar resultado alguno, al parecer el vejestorio es bastante persistente.
-Entiendo... ¿encontraste algo más que pueda ser útil en la torre? -preguntó la mujer mientras se levantaba tranquilamente de la cama, -estas frutitas de los libros de botánica qué ése anciano investigaba son bastante convenientes y logró plantar un par de arbustos, solo con una mordida puedes sanar casi cualquier herida, los huesos rotos, recuperar tus fuerzas, extremidades perdidas hasta cierto punto, lastimosamente no son capaces de curar enfermedades y toma demasiado tiempo cultivarlas... ¡pero admito que son deliciosas! *ñam, ñam*.
- Claro madame, *ejem*, logramos encontrar un librero cerca de la recámara del núcleo de la torre, en éste había un tomo en particular que el autor había catalogado como "tabú" por las prácticas que describía.
- Tabú... no es que me importen esas cosas ahora...
Tras haber recuperado sus fuerzas completamente al ingerir los frutos rojos, el pequeño escarabajo entregó a la mujer el libro mencionado, en éste tomo el autor hizo un estudio muy detallado sobre el cuerpo de los seres vivos del mundo, dando a entender que dentro de cada uno existen dos tipos de energías naturales.
La primera es conocida por gran variedad de nombres, dependiendo de cómo y en qué se utilice, esta energía es esencial para que el cuerpo siga con su funcionamiento, entre mayor sea esta en un individuo, sus aptitudes físicas y otras habilidades serán mayores, pero puede aumentarse mediante técnicas y entrenamiento especial.
La segunda energía el autor la describió como, "energía elemental", definiéndola como la afinidad que tiene el cuerpo con un atributo de la naturaleza en específico: tierra, agua, metal, entre muchos más, sí su afinidad es buena con su elemento, podrá lograr controlarlo a voluntad.
Así como también explicaba que estas energías se estabilizan la una a la otra en perfecto equilibrio dentro del cuerpo, sí una fuera alterada, la otra se vería afectada fuertemente con resultados dañinos para el individuo.
Han sido pocos los casos vistos, pero, existieron individuos que dominaban ambas fuerzas a la perfección, se les denominaba tot... (parte de la página corroída) ...pero se cree que se han extinguido.
- (Supongo que es tan viejo que comienza a deteriorarse...) -pensaba la mujer mientras continuaba leyendo-
El autor proponía, hipotéticamente, explorar y mejorar estas energías de forma artificial, pero al ser un riesgo para la salud, tanto propia como para los voluntarios, la idea fue descartada.
- ¡jajá! miedoso... -exclamó la mujer burlándose de la precaución del autor-
Pero en sus páginas seguía proponiendo experimentos, entre los cuales destacaba un proceso para extraer una pequeña parte de dichas energías para su investigación de manera segura sin dañar al donador, dejando bastante claro no realizar las dichas prácticas ya que aún era una mera hipótesis, pero continúo creando los planos y modelos para futuros procedimientos.
-Señor... -comentó la mujer mientras analizaba el contenido del libro, -sí... no quieres que la gente use este conocimiento de manera incorrecta... ¡no lo expliques tan fácil de realizar! ¿eh?, dejó una anotación al final de esta página, hmm... está bastante dañado, pero puede leerse... ("No conseguí... qué funcioné completamente... pero... lo eh conseguido, logré salvarlo").
Leyendo un poco más a fondo el libro, en un pequeño artículo de una página bastante deteriorada, una ilustración llamó la atención de la mujer enseguida, pues esta era idéntica a la joya que se encontraba en el pedestal de obsidiana.
- ¡¿Pero qué tenemos aquí?!, ("Hades... la vida será drenada... defenderá..."), espera, ¿es todo?, ¡¿es todo?!, ¡AAA!; ok, ok, relájate, relájate, no pasa nada, no, pasa, nada, veamos... por el libro que encontré en esa fea biblioteca se puede interpretar que esta "joya" podía abrir una puerta trasera a ese lugar... este nombre lo confirma, el problema es qué... ni en ese libro, ¡o en esta porquería explican cómo usarla...! veamos... sí esta cosa drena la vida del cuerpo, (cosa que ya he vivido en carne propia), quizá una de las prácticas de aquí pueda servir para alguna reacción, aún me quedan varias muestras después de todo... ¡Raúl!.
Cerrando el maltratado libro entre sus manos la mujer puso aprueba las prácticas de éste, ignorando las advertencias por su poco aprecio a las vidas ajenas, procediendo a hacer su siguiente experimento.
El pequeño escarabajo se posó en su hombro acompañándola, juntos recorrieron la torre hasta llegar a un pasillo lleno de celdas y jaulas oxidadas, aquí se encontraban el resto de los niños del grupo de la carreta, quedando solamente siete de estos que mantenían en jaulas separadas entre sí en pésimas condiciones.
-Muy bien pequeñines, -dijo la mujer dirigiéndose a los niños, - ¿quién será el afortunado el día de hoy?
La mujer posó su vista hacia la jaula de la esquina, adentro se encontraba un pequeño Licántropo Lobo, sujetado a los barrotes de la jaula por varias cadenas echas de plata que quemaban su piel y le impedían moverse.
- Raúl... ¿qué le pasó a éste? -preguntó la mujer bastante curiosa-
-A tratado de escapar en repetidas ocasiones desde que llegó, madame, -informó el pequeño escarabajo en el hombro de la mujer, -los otros se rindieron en poco tiempo, pero a éste tuve que inmovilizarlo después de su último intento hace unas pocas horas.
-Comprendo...
La mujer deslizó su mano izquierda a través de los barrotes de la jaula acercándola al rostro del Licántropo, éste rápidamente cambió su forma a la de un pequeño lobo de pelaje oscuro que intentó morderle el brazo, pero sus colmillos no lograban hundirse en la piel de ésta.
Sujetando al cachorro por la piel de su espalda, la mujer liberó las cadenas que lo retenían sacándolo de la jaula.
-vaya... tú debe ser él que mordió al mercader cuando llegaron... -comentó la mujer mientras lo sujetaba, -es la primera vez que veo a un licántropo real cambiar su forma, los de tu especie son bastante difíciles de encontrar, aunque... tú estás bastante... feo, flaco, sarnoso, moribundo, entre otras cosas... ¡en fin!, vamos cachorrito, quizás al ser también un perro, esa cosa tenga una reacción contigo, bueno... eso creo que es... veamos qué pasa.
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Perro del Infierno
AcakUn joven Licántropo que despierta despues de horribles pesadillas, al darse cuenta de los poderes mosntruosos que le fueron impuestos, comienza una aventura en busca de venganza.