Cap. - 9 - El Reloj de Mórrigan.

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Siguiendo las instrucciones del anciano el cachorro llegó al salón que le había mencionado, al entrar éste se encontraba adornado por numerosas columnas cada una distinta esculpidas en piedra, metal, madera y muchos más materiales, junto con una magnifica alfombra de seda rojiza rasgada cubierta de escombros, marcando un camino al fondo que era sutilmente iluminado por la luz de las antorchas en las columnas.

El cachorro exploró la habitación buscando el reloj, las columnas presentaban zarpazos y varias grietas mostrando señales de lucha, extrañamente algunas de las que estaban hechas de metales poseían un agujero circular perfectamente liso, como sí una esfera hubiera estado incrustada dentro en esa zona cuando la construyeron.

- ¿En dónde está esa cosa...?, usar el olfato serviría para oler la plata del reloj, pero tantos olores raros aquí me confunden... piensa... recuerda cada aroma que conozcas... separa cada fragancia por separado...*snif, snif*, mármol... arcilla.... metal... cobre... hierro... madera... piedra... ¡plata...! lo tengo.

Siguiendo el aroma el cachorro continuó caminando al fondo de la habitación, llegando a un gran trono de piedra gris claro en el que se encontraba recostada una figura de roca perfectamente esculpida, ésta no mostraba ningún rasgo más que ser un cuerpo humanoide, teniendo el pecho agrietado.

-*snif, snif*, de aquí viene el aroma a plata más sutil... pero no me gusta... -el pelaje del cachorro se erizaba mostrando lo inquieto que estaba frente a la figura - (Será mejor sólo encontrarlo rápido y volver con el abuelo)

Siguiendo su olfato, el cachorro revisó la figura de piedra buscando el reloj, encontrándolo dentro de ésta detrás de la grieta en su pecho, pero era demasiado pequeña para poder tomarlo fácilmente.

Mordisqueando su mano cubierta por el guante negro, el cachorro trataba de pensar una forma de llevarse el reloj, deteniéndose un momento al recordar lo duro que era el material sobre su mano.

-Bueno... el abuelo dijo que solo quería el reloj...

Dando un fuerte puñetazo en el pecho de la estatua, el cachorro logró quebrar la piedra que lo cubría, revelando por completo el armazón de un pequeño reloj de bolsillo unido a una cadena, ambos hechos de plata.

-No sé para que lo querrá, pero es mi boleto para salir de aquí.

Tomando el pequeño reloj el cachorro sacudió el polvo que lo cubría, éste presentaba extraños símbolos finamente tallados a su alrededor, similares a los de la puerta donde se encontraba el anciano.

-Me pregunto si aún servirá... -con curiosidad el cachorro abrió la tapa del reloj para darle cuerda y éste enseguida comenzó a funcionar – así que ¿este es mi boleto de salir? Bueno, lo mejor es llevarlo aho...

El cachorro dio vuelta para regresar con el anciano, pero algo se lo impedía, volteando para revisar, la mano derecha de la figura de roca esculpida en el trono lo sujetaba por la cola.

La figura parecía haber movido su mano de la posición que se encontraba para evitar que el cachorro se llevara el reloj, éste agitaba la cola ligeramente tratando de soltarse mientras miraba a la figura, pero ninguno de los dos cedía.

Repentinamente la figura se levantó del trono, empujando por la espalda al cachorro a la vez que tomó la cadena del reloj de plata, pero éste logró mantener el equilibrio al girar, quedando ambos frente a frente mientras sujetaban el reloj.

Sujetándolo con fuerza, el cachorro mostró los colmillos y erizó su pelaje dando a entender que no la soltaría, pero la figura seguía firme sin mostrar reacción alguna.

Perro del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora