Cap. - 5 - Monstruo.

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Lentamente el humo negro se hacía cada vez más espeso juntándose en la base del altar, quedando solo una pequeña nube deforme.

Rebeca inmediatamente guardó al centípedo manchado por sangre de los mercenarios en la manga de su bata, acercándose para ver con atención el peculiar acontecimiento, sus ojos no podían ocultar su gran emoción y estiró su mano derecha para intentar tocar la nube.

- ¿P-por... por fin está pasando...?, lo logre... ¡LO LOGRE!, ¡años de fracasos!, pero por fin estoy un paso más cerca de sacarte de ese lugar... al fin podré liberarte d-de... ¿eh...?

Un gran temblor sacudió toda la torre provocando que el humo negro se dispersara, antes de siquiera poder reaccionar, el brazo derecho de Rebeca fue arrancado de su cuerpo dejándole el bíceps desgarrado, lo que quedo de la manga de su bata cubrió el hueso roto y absorbió una pequeña parte de la sangre, mientras que el resto se derramaba por el suelo a su espalda.

Algo aturdida pero aún en sus sentidos, Rebeca volteó mirando por el suelo buscando su extremidad, pero su atención fue desviada a un enorme cráter en la pared que estaba detrás de ella que apareció de repente, vio donde estaba su brazo mutilado aun derramando sangre fresca, y quién se lo quitó.

El brazo de Rebeca se encontraba en el hocico de una especie de animal cuadrúpedo enorme, de pelaje completamente negro encrespado, patas gruesas con garras gastadas, ojos blancos en su totalidad sin rastro alguno de sus pupilas, y gruesos colmillos incrustados en la carne del brazo arrancado.

-oye..., e-eso era mío... -dijo Rebeca temblándole la voz-

Al reconocer la voz de la mujer, el animal volteó a verla presionando con fuerza el brazo entre sus colmillos hasta que los huesos se quebraron, escupiéndolo al suelo en los pies de la mujer como si el sabor del mismo le resultara asqueroso, relamiéndose la sangre restante de su hocico mientras cruzaba su fría mirada con la lastimada Rebeca que seguía impactada por el evento y lentamente el dolor le comenzaba a afectar.

El gran animal se dispuso a acercarse a ella, su fuerte respiración mostraba lo agitado que se encontraba, con cada paso de éste los insectos cercanos corrían desesperados tratando de ocultarse por miedo a la criatura, mientras la misma se abría paso lentamente atravesando entre los cadáveres de los mercenarios y cenizas de los insectos.

Pero quedando solo centímetros entre la criatura y ella, el animal quedó completamente inmóvil frente a Rebeca, para segundos después caer desplomado inconsciente a sus pies.

Lentamente el tamaño del animal se fue reduciendo, sus rasgos bestiales eran cada vez menos notorios, revelando el aspecto del cachorro de Licántropo malherido, mostrando orejas y cola de lobo joven estando en su forma humana y la boca cubierta por la sangre de Rebeca.

- ¿eras tú? *ains* por un momento realmente me asustaste... -comentó Rebeca en voz baja-

Ya un poco más calmada, Rebeca posó su mano izquierda sobre lo que quedaba de su brazo derecho, el ciempiés que usó para matar a los mercenarios se deslizó por la manga de su bata, enroscándose alrededor de la herida y actuar como un torniquete deteniendo el sangrado temporalmente mientras ella observaba al cachorro.

- ¿Qué cosa habrá sido el factor clave para que esa porquería reaccionara?, aparte, ¡ese maldito libro no decía nada sobre qué un "perro monstruoso" saldría de ella! *ains*, por lo menos ya funciona, en cuanto a ti cachorro, creo que tú y yo pasaremos mucho tiempo juntos a partir... de ahora...

Un estruendo se escuchó de repente.

- ¡ay, por favor! –exclamo Rebeca con gran frustración-

Un fuerte golpe hizo temblar a la torre desde el interior, toda la estructura se sacudió bruscamente agrietándose en varias zonas tanto en la parte exterior como en la habitación en la que se encontraban, varios trozos de las plantas superiores caían sobre ellos, mientras terminaba de temblar.

Volando frenéticamente llegó el pequeño escarabajo que asistía a Rebeca chocando con ella.

- ¡Madame, tenemos problemas!

- ¿Qué ocurre, Raúl?

- ¡E-el vejestorio!, él golpeó la puerta desde adentro, la fuerza del impacto fue lo que provocó el temblor, hemos perdido la mayoría de los equipos y herramientas almacenados debido a los derrumbes, además de que el sesenta por ciento de las colmenas para producción de los enjambres fueron aplastadas por los escombros.

-Esto debe ser una mala broma... ese anciano solo quiere aprovechar la oportunidad y abusar de mí, ahora que no puedo hacerle frente en este estado, *ains*, Raúl.

- ¡¿Si, madame?!

-Recupera las colmenas intactas, reúne al enjambre restante y que se lleven mi investigación, además de estos cadáveres frescos, el resto de las cosas no importan, nos vamos de este lugar de inmediato.

- ¡Como ordene, madame!

-En cuanto a ti cachorro... no podemos jugar juntos si te conviertes en ese animalote mientras me encuentro en este estado, supongo que vendré por ti en un futuro, claro, si es que sigues vivo para entonces...

Dejando al cachorro a su suerte, seguida por sus insectos, su investigación y sin su brazo, Rebeca abandonó la torre.

Perro del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora