Cap. - 13 - Tres minutos.

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-No tengo tiempo para esto -dijo Mórrigan-

Dando un ligero golpe con la punta de su zapato al suelo, Mórrigan modificó la tierra a su alrededor, creando una gran masa de tierra deforme qué envió a atacar al anciano a su espalda, mientras Dante se apartaba de éste.

Roy no mostró reacción alguna y recibió el ataque sin moverse, siendo devorado por la masa de tierra, quedando solamente su rostro descubierto.

- ¿Y me llamas salvaje a mí? -comentó Roy bastante tranquilo-

-Dime el nombre de esa mujer, ¡ahora! -exclamó Mórrigan-

-Depende, ¿qué harás cuando lo sepas?

Mórrigan se mantuvo en silencio sin responderle, mientras parte de la tierra que cubría al anciano se formaba en espinas sobre éste, apuntando a su rostro.

-No es, tu asunto.

-cálmate de una vez, antes de que le saques un ojo a alguien, si buscas venganza, no te lo recomiendo, ni tú, ni el pulgoso, podrían hacer algo contra ella, lo mejor que pueden hacer ahora es vivir para el futuro.

- ¡Ya cállate!

Agitando fuertemente su mano, Mórrigan envió las espinas de tierra contra el rostro del anciano, pero en un instante éste ya se encontraba detrás de él, sacudiéndose el polvo de los hombros muy tranquilo.

- ¡¿P-pero que...?!

-La verdad, soy un gran amante de la paz, (y del buen vino), pero desafortunadamente...

El anciano empujó levemente a Mórrigan, provocando que éste callera sentado al suelo frente a él.

-En este mundo muchos siguen la filosofía del más fuerte, si no son capases de defenderse, las cosas no cambiarán para ustedes de cómo van hasta ahora.

-Maldita sea...

-Lo sé muy bien... -comentó Dante mientras los observaba- ¡oye, abuelo!

- ¡Que no soy tu abuelo!, nunca tuve hijos, ¡mucho menos un nieto!

-Acepto, pero si yo gano, ¿me dirás el nombre de esa mujer? -Pregunto dante ignorando las palabras de Roy-

- ¿Las orejas las tienes de adorno o qué? -dijo Roy bastante molesto- *ains*, bien, si logras aguantar hasta un tiempo límite, te lo diré, pero a cambio, tendrás que quedarte aquí un tiempo.

- ¡¿Que?! -exclamo Mórrigan-

-Acepto -respondió Dante sin titubear- (no tengo sitio a donde ir igualmente).

- ¡Bien!, síganme, cerca de aquí hay un pequeño lago, ese lugar estará mejor.

El anciano caminó lentamente acompañado por Dante y Mórrigan, alejándose del gran sauce y adentrándose nuevamente en el bosque.

Pocos minutos pasaron y llegaron a un pequeño claro en el bosque, con un pequeño lago azulado que brillada con los rayos del sol, mientras la orilla abundaba de grandes rocas de distintas formas.

-Bueno, déjame hacer algo antes de comenzar- dijo Roy bastante calmado mientras Dante lo observaba fijamente-

Acercándose a un árbol cercano, Roy se inclinó para tomar una de las hojas caídas dispersas por el suelo.

- ¿Qué haces? -le preguntó Dante curioso-

-Uno de mis trucos favoritos -respondió Roy-

El anciano acercó su mano a su boca, mordiendo con fuerza la punta de su dedo pulgar provocando que sangrara ligeramente y enseguida usando la sangre, el anciano procedió a dibujar un pequeño símbolo en la hoja que recogió.

Perro del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora