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- Kenma. - La profunda voz de Kuroo a sus espaldas lo exaltaron. - ¿Estás despierto?
Claro que lo estaba, y no creía ni de cerca que alguien pasará a roncar como desdichado a parecer despierto hace horas.
¿Acaso Tetsurō tenía un dispenser de anfetaminas en su cerebro?
Río ante su propio pensamiento, para voltear a crudas y duras en la extensa cama.
- Claro que sí, debemos trabajar. - Las sábanas abandonaron su cuerpo tan rápido como se levantó del colchón. - Así que levanta tu trasero.
- Son tan solo las 5 A.M. - La larga mano atrapó su brazo. - Vuelve aquí. - Y su cuerpo fue arrastrado a su antiguo lugar.
Pero no le agradó, su piel por completo se erizó y un amargo y antiguo sabor inundó sus papilas.
¿Esta era su conciencia?
¿Esto era lo que la mente hacía luego de liberar endorfinas?
Difícil palabra que aprendió con Shirabu, para entender una vieja charla de sentimientos que Oikawa le dió.
No creía poder controlarlo, no sintiendo que no había razón para reprimirse.
- Oye, espera un segundo. - Su rostro ya se había escondido tras sus manos, forzando su cuerpo sobre las almohadas. - No llores, Kenma por favor.
- Es solo que... - Su nariz y garganta se veían invadida por fluidos.
- Puedes decirme lo que sea. - La mano de Kuroo se encontraba tentada de acariciar al omega, pero sabía que no era momento. - Estoy aquí.
- Siento que... Qué... - Las ideas vacilaban en su mente con un amplio vaivén. - ¿Puedo sentirme así?
Sabía bien que no se comprendía lo que quería decir, pero no creía alguna vez el haber aprendido una palabra que encapsulase lo que estaba pensando, sintiendo y viviendo.
- ¿Sentirte como? - Los mechones rubios bailaron con la negativa en el movimiento de su cabeza. - Es válido, no sé de qué hablas, pero puedes sentirte como sea, ¡Hasta puedes odiarme! Golpéame si es necesario, si cometí algún error, pero dime qué cruza ese alborotado cerebro por favor, no puedo perderte hoy, y tal vez tampoco mañana.
- Yo, Kuro, creo que me agradó. - Murmuró entre sollozos. - ¿Cómo sé si me agradó? Tengo miedo y siento que mi cuerpo arde, no puedo borrar imágenes del pasado pero, antes no aparecieron, tú...
