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- ¡Me encanta, me encanta! - El omega más alto gritó mientras daba pequeños saltos alrededor de la mesa.
¿Este tipo estaba sano de su cabeza?
- Tantos nuevos omegas, amo esto. - Dijo entre risas apoyando sus manos en los hombros del compañero de Sugawara. - ¿Cómo se llaman, pequeños? ¡Tsu puedes hacer nuevos amigos!
Kenma se encogió y una mirada tranquila de Akaashi le dió el puntapié de que debía contestar.
- Kozume Kenma. - Dijo algo nervioso.
- ¡Encantado! - Su mano cruzó la mesa y Kenma la tomó algo asustado. - ¿Y tú? - Giró su cabeza hasta quedar a centímetros de quién sostenía.
- Yamaguchi Tadashi.
Toda la escena estaba tensa, descontando a los tres nuevos, entre el omega que rozaba la demencia, el alfa del medio que parecía ser el jefe que no paraba de observar su reloj y el de su lado que no paraba de observar al omega como si quisiera que parase de una vez por todas.
Kuroo, Bokuto y Akaashi no prestaban mucha más atención a las reacciones de Kenma ya que sabían que la situación dónde se encontraba no era la mejor y...
Para toda extrañeza de Kenma, Tsukishima y el alfa a espaldas de los jefes del Nekoma parecían a tres segundos de dispararles al omega hiperactivo.
- Tendō Satori, un gusto pequeños. - Dijo sonriendo hacia su lugar. - ¿No traerán otro omega? ¡Quiero conocerlo!
- Cállate de una vez Tendō. - Masculló Akaashi, descolocando a Kenma.
- Satori por favor, no tenemos mucho tiempo. - El que parecía el jefe le extendió la silla, para luego tomar el mismo asiento. - Soy Ushijima Wakatoshi, un gusto a los nuevos.
- Goshiki Tsutomu. - Dijo el tercer omega paseando la vista por el salón. - ¿Y Kanji?
- Ha ido a ayudar al omega del Karasuno. - Dijo entre risas Tendō. - ¿Celoso?
- Ya. - Ushijima cortó. - ¿Empezamos?
Todos asintieron, y el ambiente cambió rotundamente, la música del exterior parecía ajena, como también los presentes que no abrían la boca.
Sawamura, Sugawara, Kuroo, Bokuto y Ushijima comenzaron a sacar papeles de las carpetillas frente a ellos, y los números que discutían parecían inentendibles para todos los demás que se dignaban a observar algo extrañados y concentrarse más en sus bebidas o cigarrillos.
La charla avanzó unos quince minutos sin imprevistos, y los pocos que realmente no sabían qué hacían allí, o mejor dicho Kenma, podía notar de primera mano que Daichi y Kuroo no querían darle la positiva a nada que él gigante del tercer jefe pidiera o reclamará.
