{XIV}

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𝑴𝒚 𝒑𝒍𝒆𝒂𝒔𝒖𝒓𝒆 𝒊𝒔 𝒕𝒉𝒆𝒊𝒓 𝒑𝒂𝒊𝒏
𝑰 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒕𝒐 𝒘𝒂𝒕𝒄𝒉 𝒕𝒉𝒆 𝒄𝒂𝒔𝒕𝒍𝒆𝒔 𝒃𝒖𝒓𝒏
𝑻𝒉𝒆𝒔𝒆 𝒈𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒂𝒔𝒉𝒆𝒔 𝒕𝒖𝒓𝒏 𝒕𝒐 𝒅𝒊𝒓𝒕

- 𝑺𝒂𝒎 𝑻𝒊𝒏𝒏𝒆𝒔𝒛, 𝒀𝒂𝒄𝒉𝒕 𝑴𝒐𝒏𝒆𝒚.

El camino de gasolina terminaba justo a un metro de sus pies, y la rígida y fría mano sostenía el fósforo encendido que tal vez le traería paz, con algunas pequeñas manchas de sangre ya secando al borde de la astillada madera

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El camino de gasolina terminaba justo a un metro de sus pies, y la rígida y fría mano sostenía el fósforo encendido que tal vez le traería paz, con algunas pequeñas manchas de sangre ya secando al borde de la astillada madera.

Su cuerpo entero pesaba, cualquiera podría jurar que sus piernas habían corrido un maratón y sus brazos agotados como si hubiese cargado mil niños a través del desierto, pero él no sentía nada de eso.

No sentía algo en sí.

Vió bailar la manga de la camisa manchada de sangre ante sus ojos, y el fósforo como encantado con la más oscura magia, caer aún encendido en el sendero aceitoso.

La morbosa oscuridad de la que se veía rodeado desapareció en una chispa, la cual demostró la retorcida escena.

La gran casona ardía sin dar respiro, y nadie se encontraba a su alrededor para impedirlo, más que quien lo inició.

Su cabello cayendo sobre sus encorvados hombros, comenzando con un color oscuro que poco a poco tomaba un color rubio vibrante casi como si fuese natural.

Unos ojos felinos y dorados, con ambos párpados decorados por un fino y delicado maquillaje que se había corrido gracias al sudor.

Unos labios heridos y magullados que eran culpables de algunas de las manchas de sangre del pecho de la camisa mucho más ancha de lo necesario y mucho más cara de lo esperado que escondía su cuerpo.

Un cuello delicado decorado con una fina gargantilla de oro con un diamante al medio, y de este una cadena con el reconocible dije que representaba a los miembros del Nekoma, pero no a cualquiera, ya que su baño en el oro más costoso del mercado denotaba que era alguien de los más altos rangos, si no el más alto en si.

Un par de manos tronando sus dedos, aclamando el final de su misión mientras el conjunto de anillos de alta joyería chocaban entre sí, siendo la doble alianza de su mano izquierda la que pellizcaba la deshidratada piel.

Unas piernas alargadas y hartas, que terminaban su camino en unas botas de campo que no habían sido lavadas en seis meses, acumulando cada vez más sangre en sus suelas y frente.

- Aaah. - Un suspiro limpio salió de la garganta de Kozume, mientras acercaba a sus labios una paleta. - Me merezco un cigarrillo.

El fuego lo abrazaba, aún a la distancia, ya que los quince metros que lo separaban de la construcción ardiente igual le permitían disfrutar el arrasador calor y sentir los chasquidos de las maderas sediento ante las llamas.

Thank you for the venom ꈍ KuroKenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora