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- No. - Casi como un susurro.
Los pocos cercanos a él lo oyeron, y supieran que era el comienzo del fin.
- No. - Kenma estaba helado en el lugar, aún con balas rozando su cabello. - No, no, no.
Kiyoomi se dispuso a servir de escudo humano, disparando a diestra y siniestra a cualquiera que atentara ante el prometido de Nekomata, mientras Kuroo comenzaba el vaivén de decisión de que hacer, pero en el instante que su vista percibió a Ushijima Wakatoshi, todo cambio.
Yakü sentía como su alma se partía a cada segundo, tomando dos armas al mismo tiempo para hacer lo posible que la figura de casi dos metros inmovilizada con su vista directo a sus hermanos no fuese herido.
Hirugami no pudo con los instintos, y luego de rematar al tirador, corrió a abrazar a Hoshiumi, quién comenzaba a romper en llanto en un rincón.
Alisa, con la espalda pegada a la de Kiyoko, apuntaban a cualquier ser vivo que no reconocieran, mientras Kunimi caía de rodillas junto a ellas histérico.
Suna, quién estaba en media pelea de puños con alguien, pateó su cabeza a la primera oportunidad, corriendo directo a Kenma, al mismo tiempo que Ennoshita y Fukanaga se arrodillabanante la persona en sus pies.
Los pies de Kenma, pequeños, como él y con unas botas de campo que Akaashi le había regalado cuando comenzó sus entrenamientos, cubiertas de sangre.
Vio cómo sus lágrimas caían sobre la persona retorciéndose de dolor, y al ver las figuras de su hermano por inercia sus rodillas cedieron y sus manos atraparon con recelo la cabeza que comenzaba a perderse.
- Motoya por favor. - La voz salió como un fino hilo.
Se olvidó por completo de la guerra, de todos.
Tan solo eran ellos diez, comenzando a reunirse en el fondo del cuarto, donde algunos ya sollozaban sobre un cuerpo casi inerte.
Las balas que volaban, los gritos de ayuda, su jefe perdiendo los estribos, todo era irrelevante.
- Motoya, por favor, despierta. - La voz de Kunimi aferrado a Kiyoko rompió más de un alma. - ¡HAGAN ALGO!
Nadie reaccionaba, y poco a poco sentían que el mundo entero se distorsionaba.