Capítulo XXIII

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Pasamos el resto de la tarde divirtiéndonos como nunca antes lo habíamos hecho, o al menos yo.

A lo que se refirió cuando no lo escuché fue ir a los columpios.
Matthew comenzó a columpiarme a mí y luego yo a él. Después de columpiarnos un buen rato, se le ocurrió jugar a ser dinosaurios.

Sí, lo sé. Suena a inmaduros, pero así es como es él. Un chico que cuando quiere aparenta mucho menos edad que la que tiene, o si no aparenta mucho más, como cuando salvó mi vida.

Se puso en cuatro patas y hundió sus codos dentro de su remera, para parecer un Tiranosaurio REX y decía que lo llamen Espisaurus Rex. También hacía como si comiera el césped, me reí hasta que mi panza dolió demasiado y me faltó el aire.

Luego me subí en su espalda y me llevo "a caballito" hasta la heladería.

- Qué gusto quieres, Rosie?

- Chocolate blanco.

- Dos helados por favor -le pidió a la señora encargada- Uno de chocolate blanco y el otro de chocolate negro. Gracias.

- Claro, espere un momentito -respondió ésta.

Intenté pagar mi helado, pero Matt se negó completamente diciendo que él me invitaba.

Una vez los dos servidos, Matthew hace como que brinda con su helado.

- Helabrindo por la salida de hoy, que me he divertido demasiado.

- He...helabrindo? - él asintió soltando una carcajada- Helabrindo yo también, porque también me divertí mucho -y alsé el helado yo también.

- Rose, lamento decir que es tarde y debemos irnos antes que oscurezca del todo.

Nonononononononononono y no. No quería irme.

- Tienes razón, vamos -dije sin otra opción.

- Guíame y te acompañaré hasta tu casa. Pero antes, el libro. No te lo vayas a olvidar aquí.

- Esta bien, sígueme Espisaurus -bromeé y tomé el libro.

Una vez afuera de mi casa lo invité a pasar pero no acepto, cosa que me alivió. Ya que no quería tener que explicarles nada a mis padres.

- Me encantaría pero mamá me espera en casa, nos vemos pronto -dijo y volvió a darme un beso en la mejilla, despidiéndose.

- Adios, Matt -sonreí mientras que lo observaba caminar.

Entré a casa y por suerte mis padres estaban en su habitación, no pasaría por ningún cuestionario.

Subí a mi habitación y mi celular sonó. Miro y es de Matthew.

"Olvidé decirlo, qué bonita estabas hoy!".

I need you, MattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora