Capítulo XXII

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Cinco minutos antes de la hora acordada me encontraba fuera de la biblioteca.

Tomé aire y entré, me dirigía a Ivy cuándo alguien dice mi nombre.

Me di vuelta en seguida y allí estaba, mi mundo se paralizó por un momento hasta que volvió a hablar.

— Rose! Estas bien? Pareces petrificada.

— Matthew, hola. Estoy bien sí, sólo que no sabía que ya estabas aquí —dije sonriendo sintiéndome una estúpida ya que él notó mi "transe de enamorada".

— Aah —dijo y se acercó a darme un beso para saludarme.

Si antes quede en estado "transe de enamorada" en ese momento no podía explicar en que estado me encontraba.

— Vamos —tomó mi mano para dirigirme— ya encontré el libro que llevarás hoy

Caminé tras él intententando ocultar la sonrisa en mi rostro. No me soltó la mano hasta que llegamos a donde estaba el libro.

— Toma. "Claro de luna" dijo en tono gracioso a lo cuál no pude contener la risa y él también rió.

— Genial, déjame leer de qué trata —lo tomé y leí por arriba lo que decía, estaba tan nerviosa que no entendía ni una palabra— Nora no me traiciona nunca, estoy segura que me gustará

— Bien, ve con tu amiga y dile que lo llevarás. Y ahora iremos al parque a hablar, ya que aún no se ni tu apellido. Te espero afuera, Rose.

Cuando me garanticé que se encontraba fuera del local, me dirigí hacia a Ivy corriendo y gritando su nombre.

— Callate!!! Hay gente intentando leer y estudiar aquí, Rose!! —me devolvió el grito.

— Entonces tu tampoco grites —le reproché.

— Ya, que tienes para contarme que estás tan exaltada?

— Pues quédate con la intriga por regañarme —dije haciéndome la ofendida y dándome vuelta.

— Tu mueves un pie más en dirección a la puerta y llamo a un guardia de seguridad para que la bloquee. De aquí no te vas hasta contarme, te queda claro?

— Ya, exagerada — suspiré—  Toma, llevaré este libro. Rápido! —dije al darme cuenta que Matthew me esperaba y estaba tardándome mucho.

Ivy me miró con cara de enojada.

— Bueno, me lo recomendó Matt. Luego te cuento todo, ahora saldré con él y no, no es una cita. Te quiero. Chau! —dije mientras que agarraba el libro y salía corriendo hacia la puerta, sin darle chances de que hable.

Pasé la puerta de entrada y ahí estaba, tan apuesto como siempre.

— Vamos? —me preguntó con su hermosa sonrisa dibujada en el rostro.

— Claro, vamos.

Caminamos hasta el parque central de la ciudad, que queda a unas diez cuadras aproximadamente. Normalmente me da mucha pereza caminar más de cinco cuadras pero no me importó ya que iba con él.

Hablábamos de cosas estúpidas. Es decir, del clima, de la gente que nos cruzábamos, etc.

— Y hasta que por fin llegamos —dice Matthew— Ven, nos sentaremos en ese banco. Quieres?

Asentí con mi cabeza, aún me daba vergüenza estar con él.

— Empecemos por presentarnos. Te parece? —dijo y volví a asentir— Como ya sabes, mi nombre es Matthew y mi apellido Espinosa. Tengo 17 años y soy del zodíaco Cáncer. Estudio en el colegio "San Ignacio" y estoy cursando sexto grado. Vivo con mi madre, mi hermana y mi perro que lo amo. No se que más contarte sobre mí. Tu turno —dijo dedicándome otra de sus hermosas sonrisas.

Estaba tratando de almacenar toda la información que me estaba dando en mi cabeza, maldecí no haber tenido un lápiz y papel para anotar. Broma, parecería una acosadora si lo hiciera, sólo parecería...

— Un gusto conocerte Matthew Espinosa —dije un tanto nerviosa pero discimulándolo en mi voz— Mi nombre es Rose Brown. Vivo con mis padres, mi hermano y mi gata. Tengo 16 años y soy del zodíaco Leo. —me detuve a pensar qué más tenía que decir— Estudio en el colegio "K.H James" y estoy cursando quinto grado. Listo, creo que dije todo.

— Un gusto conocerte a ti también, Rose Brown.

Me sonrojé y desvíe la mirada, no quería que lo notara. Me concentré en un pequeño perrito que parecia estar perdido. Sentí que alguien me habló pero no presté atención, me tocó el hombro y reaccioné. Matthew me había hablado y no sabía que había dicho.

— Qué?! —dije confundida volviendo a la realidad.

— Digo, si quieres —dijo encogiéndose de hombros.

— Si, claro —dije sin saber que era lo que ibamos a hacer, ya que no lo escuché.— Te sigo

I need you, MattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora