Robert.
La lluvia sonaba con fuerza en mi ventana.
7:00 am.
Suspiré y me senté en la cama, miré a la mujer que estaba acostada desnuda a mi lado, volví a suspirar, me levanté y caminé a la ducha, abrí la llave y entré descalzo completamente desnudo en el agua helada que caía por mi espalda, cerré los ojos y deje que la frialdad del agua me hiciera sentir algo.
Estuve un buen rato ahí adentro para después salir, enrollé la toalla en mi cintura y salí del baño a mi habitación, la mujer desnuda de antes ya no estaba en mi cama, y de ser sincero, ni siquiera creía que siguiera en mi casa.
Saqué mi ropa y me vestí. Abrí la puerta de mi habitación y mi viejo gato entró corriendo, me robó una sonrisa.— Alfie, eres un gato viejo y gordo, será mejor que te pongas a dieta ya —lo miré y el sonido de los autos afueran me hicieron salir de mis pensamientos.
El tráfico mañanero de Nueva York, mi ciudad natal, me hacían sentir bien, o por lo menos me hacían sentir.
Caminé hacia la cocina, y tomé mis pastillas previamente preparadas.
Alfie subió a mi lado y lo acaricié por un momento.El teléfono sonó y no me molesté en contestar así que dejé que la otra persona hablara.
— Hola, Robert, quería saber si estabas libre esta noche, no tengo nada que hacer y quizá puedas venir un rato —suspiré pesadamente al escuchar la voz femenina que salía de mi teléfono—, llámame, te quiero ver...
El bip del teléfono me dejó volver a respirar con normalidad, odiaba en quien me había convertido, odiaba lo que era y lo que hacía, en resumen, odiaba cada parte de mi existencia desde que todo se había ido al carajo.
Salí de mi departamento, no sin antes dejarle comida a mi gatito, y después caminé por las pobladas calles de Nueva York, subí al subterráneo y me senté en silencio, esperando a que el tiempo pasara más rápido, quería que el día se terminara ya, y así con los días siguientes.
Levanté la mirada, una chica rubia me miraba fijamente desde el otro lado del vagón.
Le sonreí, y observé cómo ella bajó la mirada nerviosa, imité su acto y miré a otro lado, no estaba interesado en sonrisas, no estaba interesado en miradas secretas, me levanté de mi asiento, y caminé hacia la puerta impaciente.
— Soy Gina —miré a la joven rubia que se levantó a mi lado.
— Hola —sonreí incómodamente—, Robert.
— Robert, he visto que todos los días vienes por este vagón y te ves muy triste, hoy me atrevo a preguntarte si estás bien —me sonríe dulcemente y no puedo evitar contagiarme de su sonrisa.
— Estoy bien, gracias, solo soy un amargado —río y ella me acompaña, me siento bien después de seis años.
— ¿Te puedo dar mi numero? En caso de que un día de estos quieras, hablar con alguien o salir a tomar un café —la pregunta me toma por sorpresa, carraspeo la garganta.
— Por supuesto —vuelvo a sonreír y ella me pasa un papel con un número escrito en él—, gracias, te llamaré —las puertas del vagón se abren y ella me regala una última sonrisa antes de salir.
Suspiro para mi mismo y observo el papel que descansa en mis manos, bajo del vagón y camino por la estación, al primer bote de basura que me encuentro depósito el papel con el número que me dio la chica, no estaba interesado en ninguna mujer, y no quería ir a tomar un café o hablar con alguien, para eso tenía a Alfie.
Seguí mi rumbo hasta el edificio al que me dirigía. Subí a mi piso y entré a mi oficina.
— ¡Downey! —gritó Lee al verme entrar a mi oficina—, ¿cómo estás querido amargado?
— Hola, Lee, estoy bien, gracias por tu preocupación —conteste con sarcasmo y tomé un trago de mi café.
— Oye, enojón, ya tengo los boletos y mañana nos envían el contrato —lo miré extrañado—, supongo que no te acuerdas qué tenemos que ir a Londres en una semana.
Mi corazón dió un golpe para escapar de mi pecho y sentí mi estómago revolverse.
Tienes uno de los nombres más ingleses que he conocido en mi vida.
— Nadie me dijo —repliqué comenzando a ponerme nervioso.
— Bueno te lo estoy diciendo ahora, saldremos desde el sábado así que déjale mucha comida a Alfred.
— Alfie —corregí—, no puedo ir a Londres, Lee.
— ¿Por qué? Vamos, Bobby, traerá un mejor sueldo si logramos el contrato de esa película, además ¡Es Londres!
— Lee, yo creo que tú puedes hacer perfectamente el negocio —mi compañero puso los ojos en blanco.
— ¿Es por ella?
— No te metas en ese lugar, es muy peligroso...
— Robert, eso fue hace ¿cuánto? ¿Siete años? Debes dejarla ir —lo miré con molestia.
— Seis años...
— Tienes que dejarla ir hombre, no puedes seguir teniéndola amarrada a tu alma —aclaré mi garganta.
— Está bien... iré a Londres contigo —suspiré y mi mejor amigo soltó un grito de victoria.
Se fue dejándome solo en mi oficina, suspiré de nuevo.
Quizá pueda ir a verla. Solo para decirle lo mucho que la extraño y me hace falta.
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Todo lo que dejaste atrás [Robert Downey Jr]
FanficSegunda parte de "Delgada Línea" ¿Qué pasa cuando la persona que te prometió jamás dejarte te deja sin mostrar un poco de arrepentimiento?