Capítulo 3: Alex

613 133 16
                                    


Se acababa de bañar, aun escurrían gotas de sus cabellos, cayéndole y deslizándose por su torso descubierto. Eilan le acaba de mandar un mensaje diciendo que pasaría por él en veinte minutos, así que se tomó su tiempo para vestirse y peinarse. Se coloco un pantalón negro, entubado y un suéter verde oscuro que Eilan le había prestado.

Al mirarse en el espejo notó la parte inferior de su labio, justo arriba de su lunar. Estaba abierto y aun hinchado, gracias a su padre. La noche anterior llegó ebrio, y Alex, cuando se negó a darle más cerveza provocó que este encolerizara. Empezaron a discutir y al instante todo se convirtió en insultos, hasta que Gustavo, su padre, le propinó un golpe en la cara, haciendo que sangre de su labio comenzará a brotar al instante y un sabor metálico le embriagara, ocasionándole cierto asco.

No era la primera vez que algo así sucedía. Cuando era pequeño solo le llamaba la atención de una manera algo brusca, pero a medida que ha ido creciendo, los gritos, insultos y golpes han aumentado. Esto sucede más cuando está demasiado borracho, y siempre le recuerda con desdén el parecido que tiene con su difunta madre.

Unos golpecitos en su ventana lo sacaron de sus amargos pensamientos. Eran pequeñas piedras chocando en el vidrio, al asomarse vio a Cassandra y a Eilan, ya lo estaban esperando. Acomodó un par de almohadas en su cama para aparentar que estaba dormido por si a alguien se le ocurre entrar en su habitación. Se puso su gorro de lana gris que usaba cuando salía a escondidas de su casa para que nadie lo fuera a reconocer y le terminaran avisando a su padre.

Abrió la ventana y con mucho cuidado y silencio posó sus pies en el tejado que estaba sobre el cuarto de cocina. Al salir completamente cerró la ventana y con ayuda de Eilan logró bajar.

—¿Qué tan difícil es salir por la puerta? —preguntó Cassandra con un tono de obviedad en su voz.

—Así es más emocionante —contestó Eilan al mismo tiempo que le quitaba los lentes para colocarlos en él. Hasta ese momento miró como iban vestidos, ambos eran muy atractivos. Cassandra llevaba puesto unos jeans rotos con un crop top y una chaqueta de piel encima; por otro lado, Eilan estaba usando un pantalón de mezclilla y una camisa azul marino con las mangas arremangadas haciendo notar los músculos de sus brazos, y mostrando el tatuaje de serpiente que tiene en su antebrazo.

Los tres decidieron comenzar a caminar antes de que su padre se diera cuenta, no le había avisado que saldría y después de lo del día anterior no le quedaban ganas de hablar con él, y aunque lo hiciera, sabía que al momento de saber que iría a una fiesta con Eilan le negaría el permiso y cualquier tipo de salidas que pudiera hacer; prefería evitar un escándalo.

—¿Le diste bien la dirección a la nueva? —cuestionó Cassandra a Eilan mientras los tres se dirigían con mucha calma a la casa donde sería la fiesta. Solo estaba a unas cuantas calles, así que no tenían prisa.

—¿Crees que vaya a ir? —preguntó Alex, también dirigiéndose a su amigo—. ¿O al menos ya te contestó?

—Le mande la dirección, solo la vio, no me contestó el mensaje —mencionó viendo el celular solo para ver si aparecía algo más—. Pero después de que Alex la asustara ayer, no creo que se nos quiera acercar.

—Ella fue la que se comportó extraño. Yo no le dije nada malo —aseguró aun recordando con cierto temor a los hombres de los que se escondía Neith. Trató de recordarlos esa noche, pero definitivamente nunca los había visto, aunque creyera lo contrario.

—De la manera en que lo veas, es muy sospechoso que se haya escondido —opinó Cassandra, dándole la razón a él —. Como quien dice el que nada debe, nada teme. Es raro que su primer instinto haya sido ese.

Hasta Volvernos a Ver © [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora