Hasta Volvernos a Ver © [Terminado]

Capítulo 38: Luar

—Angora ¿No sientes nada raro aquí? —cuestionó Luar casi susurrando por si en la escuela había un demonio haciéndose pasar por un estudiante.

—Siento lo mismo que en todos lados. Es como si un demonio gigante estuviera encima del pueblo. —Cass y Alex opinaban lo mismo, la misma energía se sentía en cada rincón al que se acercaban, hasta en sus propias casas. Esa era su mayor preocupación.

En el momento que ocurrió el terremoto hace unos cuatro días, Eilan le marcó muy asustado diciendo que Alex y Cass se comportaban raros, de la misma manera que cuando percibían algo sobrenatural. Luar sabía perfectamente a qué se refería, puesto que junto a él se encontraban Neith y Geran totalmente alertas, en la espera de que algo muy malo cruzara por la entrada de la casa. Los ojos de ambos brillaban y a no ser por la diferencia de tonalidad al brillar serían demasiado parecidos, hasta ese momento es que Luar se dio cuenta que su sobrina era la versión femenina de su hermano.

—¿Angora? —preguntó Eilan, recibiendo segundos después un codazo en las costillas por parte de Cass por ser inoportuno—. ¿Su nombre también es falso?

—Lo único falso de mi nombre es el apellido. Solo soy Neith. —contestó algo enfadada por todo lo que había pasado últimamente, pero dispuesta a no seguir mintiendo sobre quien es.

—Angora es un apodo que le puse cuando era una bebé. Neith tenía mucho cabello y se miraba muy chistosa porque a pesar de ser pequeña su pelo era demasiado esponjoso. Se me a figuraba a los conejos y gatos angora —contaba con entusiasmo mientras dibujaba un ejemplo de cómo se miraba Neith de bebé, daba a notar que ella no heredó el don del arte por parte de Luar.

—Si no se apellidan Edevane ¿Como es que habitan la casa de esa familia? —cuestionó Alex.

—Después de la muerte de Helker y de que sellaran los poderes de Neith nos fuimos de este pueblo. Estuvimos así varios años hasta que un día regresamos y vimos que muchas cosas eran diferentes, principalmente esa casa. —sonreía con melancolía al recordar. Parecía como si no hubieran pasado siglos de eso—. En ese entonces yo siempre obedecía las órdenes de mi hermano y él siempre me decía que no dejara que ella conviviera con la humanidad. Al conocer esa mansión me dio curiosidad de saber qué clase de personas vivían en un lugar así. Recuerdo que descuide a Neith por un momento y se me perdió por varias horas...

—Cuando me encontraste estabas llorando porque pensabas que ya me habían raptado —interrumpió Neith entre risas.

—La encontré jugando en el lodo con un niño humano. Nunca la había visto tan risueña así que decidí trabajar en esa casa como profesor particular del niño. La familia era muy buena con nosotros y a veces nos quedábamos a dormir ahí. Los días en que Geran o Daven cuidaban de Neith, en lugar de regresar al infierno me iba para la mansión Edevane. Y me la llevaba cada que me tocaba cuidarla a mí. Así pasaron los años, el niño se hizo adolescente al igual que Neith, después adulto al igual que ella, hasta que fue envejeciendo y se dio cuenta que su confidente de vida no lo hacía y que yo tenía la misma apariencia que cuando lo conocí.

—¿Él supo lo que eran?

—Sabía que no éramos humanos —contestó Neith con una sonrisa en su rostro. Luar tenía la certeza de que Neith e Ivar Edevane fueron amigos muy cercanos, pero siempre tuvo la duda de si había sentimientos románticos involucrados—. No quiso saber detalles, pero ya era consciente de nuestra inmortalidad. Falleció de un infarto a la edad de ochenta y nueve años. El día de su velorio nos dimos cuenta de que él, al ser el último heredero de esa familia nos dejó todo a nosotros dos. Como si hubiésemos sido realmente familia.

Luar pensó en preguntarle directamente a su sobrina sobre Ivar, pero antes de siquiera formular la pregunta en su cabeza el teléfono de Eilan comenzó a sonar y se sintieron algo confundidos al ver la mueca de disgusto en su rostro. Dejó el celular encima de la mesa, mientras dejaba pasar la llamada. El número estaba registrado con el nombre de Lucas