Ya era la segunda semana que los Edevane evitaban tener algún contacto con Eilan y Alex. Los cuatros iban en el mismo salón así que siempre se topaban, pero estos actuaban reacios cada que trataban de acercárseles.
Cuando Cassandra los acorraló con lo que les dijo de la ouija, Neith se alejó, excusándose porque no se sentía bien, su tío le siguió. Desde ese día los evaden para todo, hasta trataban de no cruzar miradas con ellos. Ese comportamiento después de haberles contado lo que pasó solo hace que confirmen lo que ya sospechaban. Algo está muy mal y quizás sea algo que ellos no están preparados para conocer. De lo único que en el fondo hacía que Eilan se decepcionara es que no se trataba de vampiros; ya le había gustado el apodo que le había dado a Neith.
Alex seguía negando el hecho de que se tratara, literalmente, de ángeles y demonios. Eilan sabía que su amigo podría tener algún tipo de conflicto interno si en verdad se trataba de esos seres sobrenaturales. Su familia era religiosa de una forma un tanto enferma, mucho más su padre. Alex al darse cuenta del comportamiento irracional de su padre decidió dejar de creer en un ser superior, dejó de rezarle a un Dios que nunca le respondió. Pero, con lo que estaba pasando ya no sabía en qué creer.
A Eilan no le gustaba el rumbo que estaban tomando las cosas; su amigo con crisis existenciales y con más problemas con su padre, gracias a que Esther hizo que sus padres hablaran con los de Alex para que lo hicieran entrar en razón y regresara con ella —algo que Alex no volvería a hacer, ni aunque lo obligaran—; y por último Cassandra enferma en su casa. Eilan la ha tratado de visitar, pero siempre que va su madre le dice que está descansando. Todos los días hablan por mensaje, ella dice que solo se trata de un resfriado fuerte; por otro lado, tenía que hacer algo para volver a acercarse a los Edevane.
—Oye, ¿y si vamos al billar que acaban de abrir? —preguntó Eilan en voz baja, girándose hacía Alex para que le prestara más atención que al trabajo que les había puesto la maestra.
—¿Para qué? —contestó totalmente desmotivado. Estaba claro que no se sentía bien por lo que estaba viviendo, pero todo era mejor que estar mucho tiempo en su casa—. Está bien, pero Cass no creo que nos acompañe. Aún se está muriendo.
—Si, pero, aunque no esté ella tenemos que hacer algo —observó de lejos a sus dos compañeros de clase. Ambos parecían ser algo solitarios, Luar parecía ser una persona extrovertida, fácilmente podía entablar una conversación con otras personas, pero aun así, se podía notar que no creaba lazos afectivos con nadie. Sólo parecía interesarle de una manera sincera su sobrina—. No se nos han acercado para nada desde que Cass les dijo eso. Puede que si nosotros damos el primer paso vuelvan a confiar en nosotros.
—¡Maldita sea Eilan!, estás empeñado en saber que son ¿verdad? —Estaba frustrado, pero aun así trataba de moderar el tono de su voz para que nadie los escuchara—. Yo prefiero quedarme con la idea de que son narcos. Es más fácil y lógico creer que tus compañeros son narcos en vez de unicornios.
—Ángeles.
—¡No me importa! —La maestra lo alcanzó a escuchar y le pidió que guardara silencio. Después de unos minutos este volvió a susurrar—: A mí ya no me interesa saber lo que pasa con ellos. Creo que lo mejor sería alejarnos, dejar las cosas así.
—Tienes razón... —contestó para después dejar tranquilo a su amigo por un segundo. Trató de hacer el trabajo, pero su cabeza solo la podía ocupar los dos seres que estaban sentados hasta enfrente del salón. Si descubre lo que son no sabría qué hacer con esa información, pero no podría dormir tranquilo si seguía con esa intriga. De una manera demasiado enérgica se giró otra vez hacia Alex, haciendo que este diera un largo y pesado suspiro para tratar de tolerar la insistencia de su amigo—. Puede ser la última vez. Te prometo que si aceptas será la última vez que trataré de acercarme a ellos.
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Hasta Volvernos a Ver © [Terminado]
FantasyEn un pueblo han habido varios casos de homicidio-suicidio. Todos creían que esto solo era algún tipo de crisis hasta que comienzan a ver cosas que no encajan en algo medianamente normal, o humano. La llegada de una nueva compañera no ayuda mucho...