Capítulo 31: Daven

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—¿Entonces no lo recuerdas? —interrogaba Daven demasiado confundido.

Los rayos de luz comenzaban a filtrarse por las ventanas de la casa. La discusión con Geran y Luar les llevó más tiempo de lo que creían. Nunca, desde que conoció a aquel pequeño híbrido se imaginó que tuviera ese temperamento. Antes de eso siempre lo había visto como una persona amable y tierna, hasta sentía la necesidad de protegerlo de todo y de todos, pero la pequeña marca que aún tenía en el cuello le decía lo contrario. Ese semi demonio podía llegar a ser intimidante si se lo propone, justo como en ese momento. Daven y Geran lo miraban de reojo cada cierto tiempo y podían notar su enojo, mantenía su ceño fruncido y los brazos cruzados, no mencionaba absolutamente nada, solo analizaba la situación, esperando a tener la información necesaria para poder opinar.

—Lo recuerdo —decía Helker preocupada y desconcertada al mismo tiempo. Un pedazo de trapo estaba amarrado en su mano izquierda. La herida había sido ocasionada por la espada de Geran, un arma forjada en el infierno, por ello tardaría demasiado en sanar—, pero... ¡Ah, no sé cómo explicarlo! Yo recuerdo haber visto llegar a Geran, creo que hable con él y después lo lleve al cuarto. Cuando lo provoque vi que le habían lanzado algo, en ese momento me di cuenta de que el verdadero tu estaba en la puerta y que le acababa de ocasionar un trauma al pobre Serabiel. —suspiró al terminar de mencionar lo sucedido.

Se notaba cansada, podrían asegurar que no pudo descansar en toda la noche por la culpa que sentía. De repente su expresión cambió, emitió un quejido y rápidamente posó sus manos en su vientre. Ninguno de los tres seres sobrenaturales que estaban en esa habitación esperaron otra señal para acercarse a ella preocupados.

—¿Estás bien? —se apresuró a decir Geran. Aún estaba indignado por lo sucedido y no se encontraba seguro en si debía confiar en Helker, pero a pesar de ello no podía negar que la amaba y que su última intención es que ella salga herida—. ¿Quieres que vaya a buscar a Rhoslyn?

—No... —susurró pensativa y una sonrisa se dibujó en su rostro. Tomó la mano de Geran y la puso sobre su vientre, hizo lo mismo con Daven y Luar. Los tres sintieron exactamente lo mismo y un escalofrío les recorrió el cuerpo. Antes de que ellos entraran en pánico, Helker les explicó—: El bebé se está moviendo. Nunca me había pasado, pero Rhoslyn dice que es normal. Eso significa que está bien.

—¿No te duele? ¿Estás segura de que es normal? —preguntaba Luar preocupado. Ninguno de ellos había tenido un contacto cercano a una mujer embarazada así que no saben que es normal y que no.

—Se siente raro, pero no duele. Solo es incómodo. —La sonrisa que llevaba en el rostro hizo que los tres se calmaran. Helker había dejado de estar tan tensa, eso le daba un rayo de esperanza a Daven, probablemente su hermana encontraría algún tipo de fuerza en el momento en que cargue a su hijo en brazos.

Daven aun no comprendía del todo la historia de Helker y estaba seguro de que Geran tampoco. Temía que él, en un arranque de paranoia llegara a dañar a Helker.

En el momento en el que se percató que se había sumergido en sus propios pensamientos se dio cuenta que unos cálidos ojos grises lo observaban. Conocía a Luar, casi a la perfección y sabía que en el fondo seguía molesto con ellos, pero también estaba seguro de que era la persona en la que más podía confiar. Luar amaba a Helker de la misma manera que él la amaba, este sería capaz de protegerla, aunque se pusiera en contra de su propio hermano.

Un simple gesto de Luar le dio a entender que se podía ir, que él se quedaría ahí con ella. No necesitaba más que una sola mirada para comunicarse y conocer lo que hay en la mente del otro.

Hasta Volvernos a Ver © [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora