Capítulo 10 - El momento en que la felicidad se desvanece

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Capítulo 10 — El momento en que la felicidad se desvanece

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El andén 9 ¾ se llenó de gente para el regreso al siguiente periodo.

Harry llevó a sus hijos con todo el equipaje, listos para subir al tren. Esta vez, Ginny iba con ellos porque aún estaba en Londres y quería despedir a sus hijos personalmente. Emory venía con ella; su hijo caminaba a su lado mirando hacia todos lados con emoción.

—Es un buen día para iniciar un viaje, ¿no lo crees Harry? —preguntó Emory.

—Si, el clima está agradable —respondió con torpeza. Siempre se ponía nervioso cuando hablaba con él, porque tenía una presencia imponente que hacía a los demás sentirse más débiles, y era por su inmensa altura y su cuerpo ancho. Harry sabía que era un escuálido a su lado, aunque había tomado algunos músculos de su trabajo como auror, pero no se notaban por su cuerpo delgado. Sin embargo, él respetaba mucho a Emory, porque había convertido a Ginny en una persona feliz, después de que él no pudo hacerlo.

—Me pregunto en qué casa quedará Kyle cuando entre a Hogwarts —mencionó Emory.

Pero Harry no le contestó, porque estaba ocupado mirando fijamente a Draco, que acababa de llegar al andén con su hijo. No se habían visto desde que habían compartido aquella cena y un rápido beso. Harry se sonrojó, pero intentó aparentar que era por otra razón.

—Hace... calor aquí, ¿no? —dijo, mientras reía con nerviosismo.

—Es el señor Malfoy —dijo Lily con emoción; de pronto, salió corriendo hacia él y Harry se congeló.

—Lily, espera...

Pero era demasiado tarde, porque Lily ya estaba al lado de Draco.

—Señor Malfoy, ¿se acuerda de mí? —preguntó ella.

Draco la miró sorprendido y luego sonrió, agachándose un poco para hablarle —Claro que me acuerdo de ti. Eres la pequeña Potter.

—Si. Soy Lily —dijo ella con una sonrisa—. Gracias por el helado de aquella vez.

—No fue nada. Puedes ir cuando quieras y te daré otro helado gratis.

Lily le mostró una de sus deslumbrantes sonrisas, luego regresó con su familia.

—Draco —saludó James, acercándose también.

—James, ¿cómo estás?

—Muy bien. Estoy listo para las pociones —respondió con ánimo.

Draco le sonrió, y Harry se preguntó desde cuándo se había ganado a todos sus hijos. De cualquier manera, evitó que sus ojos se cruzaran con los de Draco para evitar más sonrojos.

—Malfoy —se escuchó la voz de Ginny.

Harry volteó a verla sorprendido. Tenía miedo de que le reclamara lo que ella y sus hermanos creían que era culpa de los Malfoy.

—Weasley —respondió Draco con amabilidad.

—Ahora soy Roberts —corrigió Ginny—. Gracias por cuidar de mis hijos. Me han contado todo lo que has hecho por ellos.

—Realmente no es nada, ellos son muy buenos chicos. Es un gusto ayudarlos —respondió Draco, intentando ocultar su sorpresa.

De pronto, la mirada de Harry se encontró con la de Draco y ambos se sonrojaron levemente.

Ginny miró del uno al otro con atención.

—Usted es un hombre muy guapo —mencionó Lily de pronto—. Cualquier mujer querría tenerlo como esposo. Cuando crezca, quiero casarme con un hombre como usted.

Loto azul (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora