¿Cómo hago que me ames?

Capitulo 23

Kate

Diego llegó a mi casa, al verla se asombro, creyó que soy millonaria, lo cual no es verdad, bueno algo así, pero me parece algo irrelevante. Lo lleve en mi auto, él me iba guiando por donde ir.

En el camino lo conocí un poco más, tenemos muchas cosas en común, como que no somos correspondidos. También le gusta el cine clásico. Nos encanta casi la misma música, mi auto se volvió un karaoke.

Llegamos unos minutos antes, nos sentamos en las mesas del fondo, me empecé a maquillar mientras esperaba que llegarán, quería verme linda por si Henry se daba cuenta de que estaba ahi, después de tanto esperar al fin llegó.

Henry entró, se veía nervioso y a la vez apuesto, era un sueño, luego de unos minutos llegó la estúpida de Anna, ambos se veían tan felices, Diego me hizo señas para irnos, nos pusimos de pie, cuando estaba a punto de salir Diego se regresó casi que corriendo hacia ellos.

—¿Anna?–dijo él fingiendo sorpresa.

Anna levantó la vista, al verlo se molesto bastante, yo me acerque rápidamente hacia él, lo tomé del brazo, Henry me vio enojado, sabía que no le agradaba Diego e imaginaba que no le gustaba tampoco que yo hablara con él.

—¡Que casualidad encontrarlos aquí!–dije emocionada.

—Si...que casualidad–respondió Anna molesta.

—¿Podemos sentarnos con ustedes?–preguntamos al mismo tiempo.

—Seguro–respondió él.

Hice que Henry se levantara de su asiento ya que quería estar al lado de la ventana y Diego se sentó a la par de Anna, ahora tenia enfrente a Anna, era mejor a que ella estuviera frente a Henry.

—¿Y que hacen aquí?–nos interrogó Anna.

—Pues Kate me presto su libro de matemáticas ayer, así que como ya termine de usarlo le dije que nos viéramos hoy para devolvérselo y casualmente los encontramos aquí–explico Diego.

—¿Puedo tomar su orden?–pregunto la mesera.

Todos pedimos malteadas, Anna intentaba hablar con Henry pero Diego o yo la interrumpíamos, no me arrepentia de nada, se lo merecían ambos por idiotas, pasado un rato sentí que nos habíamos excedido.

—Voy al baño—mencione.

—Ire por una malteada—comentó Diego.

Ambos nos pusimos de pie, antes de que me fuera al baño Diego me detuvo, voltee a verlo.

—Lo mejor será que nos vayamos, ya los fastidiamos mucho—dijo apenado.

—Tienes razón, solo voy al baño, tu ve a avisarles que nos vamos.

Fui al baño, suspiré, me sentía mal, a la vez bien, mi cabeza era un lío, solo quería que no estuvieran juntos pero me di cuenta que solo estaba actuando como una idiota, hacer esto no haría que Henry se fijará en mi.

Salí del baño, me encontré con Henry que estaba cubierto con malteadas, iba entrar al baño pero lo detuve, no tenia ganas de hablar conmigo,  trato de evitarme pero no se lo permiti.

—¿Que paso?–le interrogue.

—Es que estaba con Anna y...

—¿Ella te lo hizo? Me las va a pagar–alegue molesta.

—¡No!...fue el estupido de Diego quien lo hizo.

—Eso te pasa por meterte con su novia, alejate de ella.

—¡Gracias "amiga",eso realmente me ayuda mucho!–respondió molesto.

—Ven, te llevare a tu casa para que te limpies.

—¡No! Quiero quedarme con Anna.

—Ella lo entenderá, le mandare un mensaje.

—Iré a decirle que me voy a ir a limpiar.

—Ve a mi auto, yo les iré a decir que nos vamos.

—Quiero ir yo, necesitó verla.

—Henry...te prometo que iré personalmente a decirle.

—¿Lo harás?

—Si, yo iré.

—Okay...gracias, no quiero que Anna se moleste conmigo.

Él se fue a mi auto, estaba realmente molesta, solo le envié un mensaje a Diego diciendo que nos iríamos, quería que Anna se enojara con Henry, él la observaba por la ventana, me dolía verlo.

Anna salio con Diego, unos minutos después salí yo, me subí al auto, me puse el cinturón, él me miraba ansioso.

—¿Que dijo?

—Que lo entiende y que lo siente mucho por lo que hizo Diego.

—Gracias Kate.

—Okay, de nada.

Apreté el volante fuertemente, me preguntaba que le veía a esa idiota, el resto del camino Henry se la paso regañandome por haber ido con Diego y me hablaba de la lealtad, también hablaba de lo hermosa que era Anna, me dieron ganas de estrellar el auto, tal vez así se callaba de una vez.