Kendall conducía con serenidad. A mí me costaba respirar un poco y cuando tocaba mi frente para intentar calmar el dolor, él posaba su mano derecha en mi rodilla, tranquilizándome. Prefería haberme quedado en casa y haberme tomado varias pastillas en vez de acudir al doctor.
Pasamos por delante del instituto. Era justo la hora de entrar. No pude localizar ni a Logan, ni a James ni a nadie, lo que me recordó que tendría que haber ido para consolarlo. Ahora él vería a su ex, se sentiría mal y yo no estaría allí para distraerlo.
Me sorprendió que habían obras en la parte izquierda. Kendall ni siquiera miró hacia esa dirección, pero algo estaban haciendo.
-Ken.-Susurré con la voz muy baja. Él me miró unos instantes y luego volvió su vista a la carretera.- ¿Qué están haciendo ahí?
-¿Adónde?
-En el instituto, mira.-Señalé por la ventanilla.- Hay una máquina excavadora y está todo vallado. ¿Van a construir algo?
Mi novio suspiró y negó con la cabeza.- He... He oído que van a tapar el escondite.
-¿Qué escondite?
-¿No lo recuerdas?
Callé unos minutos esperando recordarlo. Después de eso, miles de imágenes pasaron por mi mente, recordando todos los malos y buenos momentos que había pasado allí.
-¡No! ¿Van a tapar eso?-Pregunté asustada. Él asintió.- ¿Por qué? Allí... Allí iba cuando me sentía mal, o cuando necesitaba estar sola... Allí te encontré una vez, Kendall.
-Lo sé.-Susurró aparcando delante del hospital.- Y es una pena que lo cierren. Pero es que pillaron a dos adolescentes borrachos haciendo cosas... impuras. Y el director ordenó que lo taparan para siempre. Qué metedura de pata.
-Vaya.-Admití asintiendo.
Kendall bajó del coche y yo me tambaleé un poco pero también lo conseguí, y tomados de la mano, comenzamos a caminar hacia el hospital. Mi mente vagaba por cosas desconocidas. No sé si era por el resfriado o por el simple hecho que estaban acabando con un sitio clave de mi estancia en el instituto, pero me sentía fatal.
-Hola.-Saludó la mujer de la barra.- ¿En qué puedo ayudarles?
-Necesitamos una visita de un doctor. Si es posible, en estos momentos, por favor.-Dijo Kendall.
-Muy bien. ¿Cuál es el nombre del paciente?
-Caroline Green.
-Les llamarán cuanto antes. Deben esperar en la sala de espera, está justo al pasillo de la derecha, la segunda puerta. Después de eso, les llamarán para que vayan a la sala ocho.
-Gracias.
El rubio le sonrió y sentí náuseas cuando la mujer lo miró de arriba a abajo, como si tuviera veinte años. ¡Por Dios, era asqueroso! Esa imbécil tendría como unos cuarenta.
-Ahora tenemos que esperar un montón de tiempo, ¿Ves? No creo que haya sido buena idea venir.
-Shh, tranquilízate. El médico tan sólo te recetará unas pastillas y luego volveremos a casa, es sencillo, ¿Vale?
-No, no lo es.-Gemí sentándome en la silla.
La gente que había allí nos miró cuando nos tomamos de nuevo de la mano, sentados. Mi novio me miró con preocupación, y depositó un suave beso en mi sien. Por un momento pensé que iba a soltar las lágrimas que tenía retenidas en mis ojos, pero no lo hice. No podía hacerlo delante de tanta gente. Él era tan dulce... Y yo tan celosa. Sí, maldita sea. Yo era una novia muy celosa.
-¿Qué te ocurre?-Preguntó cogiéndome de la barbilla y obligándome a mirarle. Sus ojos miraban con cariño los míos, y habría dado lo que fuera por abrazarle en ese momento.
-...Nada.-Mentí con un susurro.
-Te quiero.-Me murmuró al oído y luego besó mi mandíbula con disimulo. Tampoco quería llamar demasiado la atención.
En ese mismo instante se me cayó el alma a los pies. ¿Cómo podía decirme eso? Después de tanta preocupación por mí, de haber venido a mi casa y acompañarme hasta el hospital. Era tan atento.
Me limpié con el dorso de la mano una lágrima que resbalaba por mi mejilla. Luego, di un suspiro entrecortado.
-Kendall... Yo no me fío de los médicos.-Le confesé. Él frunció el ceño, intentando encontrar sentido a mis palabras.- El año pasado... Antes de Navidad, le dijeron a mi madre que sufría cáncer. No sabes lo mal que lo pasé... Y todo por un maldito doctor que había interpretado mal unos síntomas o no se qué mierda. No quiero entrar ahí.
-Mírame, Carol.-Ordenó. Levanté la vista de nuevo y me encontré con sus ojos esmeralda.- Lo que ocurrió en invierno fue una equivocación. Los médicos son personas, y también pueden equivocarse... No volverá a ocurrir.
-Tú no lo sabes.-Murmuré.
-Linda, esto es serio. No puedes dejar de ir a un doctor tan sólo porque otro se haya equivocado. Ahora, cálmate, porque yo voy a estar a tu lado todo el tiempo que necesites.
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Spring Breeze {Kendall Schmidt}
FanfictionSegunda temporada de Warm Winter. La primavera llega a Kansas, y ahora Kendall y Carol por fin pueden estar juntos. Él ha superado su terrible pasado y ella tendrá tiempo de amarlo con todo su corazón. Pero también descubrirán cosas nuevas que no tu...